Barrios

El Rabal, trabajo e ilusión

Cuando desde El Periódico de Villena se me propuso escribir algo sobre el Mercado Medieval de El Rabal, inmediatamente les dije que contaran con ello, y hasta es posible que si no hubiera nacido de ellos, me tendría que haber puesto a la faena por dos motivos principalmente.
El primero, por el agradecimiento que debo a todos aquellos que hicieron posible la primera edición de este evento, de la que de antemano sabíamos que debería ser exitosa para garantizar su continuidad, además de que fue arduo el trabajo desarrollado, y por supuesto muy gratificantes los resultados y momentos posteriores.

Y el segundo motivo no es otro que la trayectoria, pues tratándose del tipo de evento que es, llegar a su XV edición ya acredita su mayoría de edad y su consolidación entre los grandes mercados de nuestro país.

Un poco de historia
Por lo demás con este escrito solo pretendo hacer una descripción bastante prosaica de cómo se gestó y comenzó esta aventura. Cuando por estas mismas fechas, en 2001, llegué a la presidencia del barrio, el programa de fiestas era similar al actual, salvo dos excepciones: por un lado años atrás se había eliminado la procesión del Santo, y además una de las actividades que se realizaban era una cucaña.

Básicamente a partir de ahí se producen las modificaciones. Por un lado se recupera la procesión, y por otro se cambia la cucaña por un mercado medieval, no precisamente en este orden, ni en el mismo año.

No conociendo muy bien el tipo de proyecto que estábamos abordando, nos apoyamos en principio en Mikel, un artesano local que ya estaba dedicándose al comercio en mercados temáticos como el que pretendíamos implantar, y es él quien nos asesora e incluso se implica de manera activa en el montaje.

La asociación solicitó respaldo económico, y en esos momentos nos convertimos en una pelota de tenis que se intercambiaban como fieros jugadores las diferentes concejalías que podrían implicarse y la Diputación, lo que provocó que una semana antes del evento eran los recursos de la asociación y el respaldo de su directiva de manera individual quien iba a asumir el reto. El lunes previo al primer mercado mantuve una entrevista con José Francisco Navarro “Querrecle” en Alcaldía, y dos horas después teníamos el respaldo económico y logístico del ayuntamiento, confirmándomelo el concejal Juan Palao, con el visto bueno de Vicente Rodes, alcalde en aquellas fechas.

La buena sintonía con el ayuntamiento continuó con Jesús Santamaría (QEPD), y nuestro proyecto seguía consolidándose. Mi agradecimiento a todos ellos, por confiar en nosotros.

Por supuesto a partir de ahí hubo que trabajar mucho, y en ese momento mi junta directiva dio el “do de pecho”, marcando puestos, atendiendo a mercaderes, engalanando el recorrido con telas durante más de una semana, pues en aquel momento éramos pocos quienes atendíamos a todos los preparativos.

No puedo olvidarme del respaldo de mis vecinos, que adornaron sus fachadas, muchos se vistieron para la ocasión y sobre todo de la asociación de la Ermita de San José, que desde aquel año y hasta el día de hoy prepara miles de tortas fritas cuyos beneficios van destinados a mantener el patrimonio de todos y que ya forman parte de esta corta tradición que está gestándose en el barrio.

El día de la inauguración dio rienda suelta a una explosión emocional que cada uno exteriorizó a su manera; el barrio estaba colmado de visitantes a pesar del Barcelona-Madrid que se jugaba aquel día, se veían bonitas las calles, los mercaderes vendían, el espectáculo gustaba. Habíamos colocado nuestro utilitario de cero a cien en los mismos segundos que lo haría un buen deportivo, y eso provocó risas, abrazos y sollozos de alegría.

A innovar tocan
Ahora había que evolucionar su mecánica para ponerlo progresivamente a la altura de los mejores de la parrilla, y así se hizo en los años sucesivos. Este, en ocasiones, tenso trabajo, también nos aportaba satisfacciones y buenos momentos compartidos con los amigos que venían a colaborar con nosotros, y con quienes se consolidaban excelentes lazos.

Artistas como Legend con sus sangrientos combates, Il Grupo Histórico Fiorentino con su rodar y lanzamiento de banderas, la Compañía de teatro de Almagro, Cuerno de Cabra y todos los artistas y asociaciones locales que en ocasiones actuaban desinteresadamente se convirtieron en amigos y embajadores de Villena y su Rabal. Talleres como Michel El Herrero, mercaderes, artesanos, la taberna del Churri, todos ellos se implicaron en exportar nuestro mercado.

Pero eso sí, este acto de nuestras fiestas si algo tiene es que es innovador, y desde siempre se han planteado posibles mejoras para su desarrollo que se intentaban aplicar. De hecho, hace años ya pensábamos que “No somos los inventores de los mercados medievales, pero el que hacemos tiene de ser bueno y debe gozar de personalidad propia”.

Para ello han contribuido vecinos como Mari Ángeles y Primi, que cuando idearon celebrar en su barrio sus Bodas de Plata, ataviados de personajes medievales, me imagino que no serían del todo conscientes de que su ocurrencia daría pie a una de las ofertas de nuestro mercado que más publicidad le aporta en medios nacionales e internacionales, contribuyendo el enlace junto con sus invitados también vestidos de la época a recrear un espacio más acorde al medievo.

La procesión de las antorchas o la ampliación de espacios camino del castillo ayudaron enormemente a mejorar nuestra propuesta.

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