El sabor de la fiesta
Una año más, ya es el noveno, he cumplido con la satisfacción de presentar el llibret de mi hoguera La Decana, la de Gabriel Miró, del que soy el máximo responsable. Y no solo una vez, si no dos, ya que tenemos el honor de hacer un acto conjunto todas las hogueras fundadoras de las fiesta del fuego, las que plantaron por primera vez en el año veintiocho del siglo pasado.
No se pueden imaginar estimados lectores, lo que representan estos actos para personas que como un servidor, vivimos la fiesta intensamente. Y aunque con el corazón partido por el amor a la fiesta del fuego, con este mismo entusiasmo compartido por las fiestas de Moros y Cristianos de mi Villena natal y la devoción a la Morenica, María de las Virtudes y a la Virgen del Remedio, en su otra advocación.
Es cierto, que quien le gusta la fiesta y las tradiciones de su tierra chica, participa y se compromete hasta la médula, para que todo salga bien y que año tras año, se consolide una vez más la sagrada tradición heredada de nuestros mayores. Y ahora todavía más en esta desgraciada época de zozobra económica e incluso moral y de ánimo negativo en la sociedad en general.
Es importante que los foguerers y barraqueters y todas las personas que componemos las comisiones fogueriles, nos mantengamos unidos con un nexo común, el amor a la fiesta.
Una fiesta que está demostrando día a día, que no pierde la ilusión por hacer las cosas bien hechas. Una fiesta que está superando todos los escollos que ponen en el camino, sobre todo los económicos. Una fiesta, que la hacen todos sus componentes con esfuerzo y sacrificio, utilizando muchas horas de su vida personal y con un gran esfuerzo económico. Ya que cada vez, está menos respaldada económicamente hablando, por los organismo oficiales, Ayuntamiento, Diputación, Generalitat Valenciana, etcétera, pues las subvenciones o ayudas han desaparecido o están muy mermadas.
Una fiesta de los alicantinos para todos, autóctonos y foráneos. Una fiesta que hace vibrar y participar a los corazones, vengan de donde vengan.
Una fiesta con un coctel perfecto, la mujer alicantina, como epicentro indiscutible con su belleza mediterránea, su amor por lo suyo, su pasión por estos días inolvidables, en las mascletas, en los desfiles, en la ofrenda de flores a nuestra Virgen del Remedio, con la emoción que este acto de devoción Mariana representa para todos nosotros.
O como ese olor a pólvora recién disparada, que embriaga por unos instantes el aire que nos rodea y que nos hace sentirnos todavía más alicantinos.
En muchas ocasiones es muy difícil extrapolar el sentimiento al papel, porque aunque la musa te va dictando, se amontonan las palabras en el cerebro y los dedos no atinan a escribir a esa velocidad en el ordenador.
Pero está claro que cuando una persona ama a alguien, o algo, se nota en el ambiente y desde luego, cuando se juntan los festeros en cualquier acto, como el de la presentación de los llibrets de las Hogueras fundadoras. La casa de la fiesta, rebosaba, de lo que ahora nos hace más falta. Tener coraje y fuerza para defender nuestra fiesta en estos momentos históricos que estamos atravesando de crisis económica y moral.
Y desde esta magnífica tribuna que me brindan los medios de comunicación, quiero reivindicar que la fiesta del fuego seguirá, mientras haya personas que con su esfuerzo y sacrificio personal y diario, empleen su tiempo e ilusión, para hacer nuestras fogueres de Sant Joan, cada día más grandes, para satisfacción de todos los alicantinos y alicantinas y de todas las personas que nos quieran visitar en estos días mágicos, en los que se mezcla lo cotidiano con lo espiritual. Y sobre todo, donde olvidamos la miseria humana, para comulgar todos con un objetivo común, hacer de nuestro Alicante una ciudad viva y hospitalaria, donde todos podemos ser un poco más felices, aunque sea por unos días.
Por tanto, solo me queda desearles a todos ustedes que pasen unas felices Fogueres de Sant Joan 2012 y a las personas de fuera de nuestra urbe, que se animen a visitarnos durante estos días de fiesta, pues tienen la emoción garantizada.