El Síndrome de Kitty Pryde
Abandonad toda esperanza, salmo 172º
Algunos aducirán aquello de excusatio non petita, accusatio manifesta cuando oigan hablar de reivindicar el cómic, pero un servidor sigue declarando a los cuatro vientos que ya era hora de que los tebeos llegasen a la universidad. Unicómic es un evento pionero en ese sentido: lejos del mercantilismo de otros eventos igual de interesantes pero más ambiciosos como los de Madrid o Barcelona, las Jornadas de la Universidad de Alicante apuestan por el acercamiento de la historieta a la población estudiantil. Y sí: un servidor forma parte de la organización, así que vaya por delante de cara a los que me acusen de proselitismo que tienen toda la razón del mundo. Como decía, hay que difundir el arte del tebeo, y una columna como esta no se la salta un galgo.
Los que más disfrutarán este año serán aquellos que padezcan un mal tan curioso como el que he venido a bautizar como Síndrome de Kitty Pryde, un desorden sicológico en el fondo tan placentero que Stendhal no habría dudado ni un segundo en cambiar el suyo por este. Dícese que padece esta alteración de la consciencia todo aquel que siente como más próxima, más real, a Kitty Pryde que a esa prima suya a la que solo ve en bodas, bautizos y comuniones. Llegado este punto hay que aclarar que esta señorita es un personaje de ficción, un miembro de los X-Men (se la puede ver en la tercera película encarnada por Ellen Juno Page) que por más que ha contado con varios nombres de guerra siempre será recordada como la pequeña Kitty, la protegida del profesor Xavier y del duro Logan, el eterno amor de Coloso.
Y digo esto porque nos visitará el principal culpable de este milagro: Chris Claremont, que tomó las riendas de La Patrulla X creada por Stan Lee y Jack Kirby en los 60 y que, en compañía de una larga nómina de dibujantes, de Dave Cockrum a Jim Lee pasando por John Byrne o Alan Silvestri, redefinió para siempre la franquicia mutante con una serie de nuevos personajes -Lobezno, Tormenta, Rondador Nocturno...- que hoy parecen haber existido desde siempre. Otro síntoma del Síndrome.
Pero no solo de superhéroes vive el fan, y por Unicómic se pasará también Pablo Auladell, autor alicantino llamado a engrosar las filas de los ilustradores más interesantes de la historieta patria: ya sea en obras creadas por él solo o en compañía de otros, que diría Eduardo Mendoza, Auladell va tejiendo una obra cada vez más férrea y coherente, a la vez que un universo propio y reconocible a una legua de distancia. Ojo a su última creación, Soy mi sueño, escrita por Felipe Hernández Cava y que algunos consideran de lo mejor que ha dado el tebeo español en el último año.
Podría hablarles también de Doug Braithwaite y de sus dibujos para Marvel y DC; de Ken Niimura, su insultante juventud y su apabullante versatilidad; de Diana Raznovich y sus mujeres, tan alteradas como las de Maitena (o más); o de El Jueves, esa publicación que semana tras semana aguanta contra viento y marea los vientos de la crisis haciéndonos la vida un poquito más divertida. Pero no queda espacio. Vengan a Unicómic y sean testigos del milagro con sus propios ojos.
Unicómic XI se celebra en Alicante del 26 al 28 de marzo de 2009; Soy mi sueño está editada por Edicions de Ponent.