El sueldo del poder
Además de para demostrarnos que la gente normal, como usted y como yo, tiene más preocupaciones en su devenir cotidiano la vivienda, el paro, la enseñanza o la sanidad, por ejemplo que saber qué partido político miente más, las famosas preguntas a Zapatero y Rajoy han acabado poniendo sobre la mesa un tema de indudable interés: el sueldo de los políticos.
Si yo fuera Zapatero, habría respondido que tomo cortados, no cafés solos. Y si fuera Rajoy, le diría a la buena señora que, como Diputado, gano algo más de 4.000 euros al mes, pero como Presidente del Partido Popular no tengo ninguna obligación de responderle. ¿Es que no sabe que preguntar lo que cobra uno es casi de tan mala educación como preguntarle la edad a alguna moza? En cualquier caso, a buen seguro tanto uno como otro sabrían que, dijeran lo que dijeran, les iban a caer palos y elogios a partes iguales desde sus respectivas trincheras mediáticas: éste ya no se acuerda del pueblo, que ni sabe lo que vale un café, o mira el otro, que gana tanto que le da vergüenza decirlo. Pues ni lo uno ni lo otro: dejando de lado que a un Presidente de Gobierno se le suele invitar a donde va, y raro es encontrárselo en la cafetería de la esquina con los amiguetes, un café lo mismo puede valer 60 céntimos que un euro y medio, depende de donde lo pidas. Por no hablar de Rajoy, que como Registrador de la Propiedad podía estar ganando fácilmente entre 300.000 y 400.000 euros anuales trabajando bastante menos que como líder de la oposición, ocupación por la que no gana ni una tercera parte de dicha cantidad y además corre el riesgo de que algunos malnacidos le pongan bombas, como a su antecesor en el cargo.
Servidor es de los que piensa que el sueldo de los políticos españoles es, por lo general, bajo, habida cuenta de las horas que dedican y de la responsabilidad inherente a la labor que desempeñan. Por ejemplo, cualquier ejecutivo de una empresa española media no hablamos de grandes multinacionales, que eso ya es la repera gana bastante más que el Presidente del Gobierno, que apenas roza los 14 millones de pesetas anuales, lo cual resulta todavía más grotesco si lo comparamos con lo que ganan algunos presidentes autonómicos, algunos de los cuales doblan el jornal.
A nivel local me pasa algo parecido. No veo mal el salario del Alcalde / Alcaldesa, y en cambio, a pesar de lo que se suele oír por ahí, no me parecen nada del otro mundo los sueldos de los concejales con delegación y dedicación exclusiva, que pueden estar bien, es cierto, pero en otras profesiones se gana lo mismo o más echando menos horas y llevándose menos disgustos. La peor consecuencia de esto, a mi juicio, es la conversión de la política en un coto privado del funcionariado y de aquellos que, salvo honrosas excepciones, no tienen nada mejor a lo que agarrarse por el momento, quedando la entrada vedada a no pocos profesionales de muy distintos ámbitos que tendrían mucho y bueno que hacer y decir al respecto.
Por lo demás, admito que en todas las generalizaciones se corre el riesgo de cometer errores, y es bien seguro que a todos se nos ocurren nombres para los que los sueldos actuales, más que altos, son altísimos. Y es que bien cierto es que algunos y algunas, con esto de la política, se han arreglado la vida. Y también que, como señala el maestro Mingote, lo verdaderamente importante no es saber qué cobran los políticos, sino, en algunos casos, saber por qué.