El tercer instituto y su “Pilota valenciana”

Hace muchos años me contaban un chiste que decía: “¿Cuáles son las cosas más inútiles que existen?”. La contestación era: “Que llueva en el mar y las tetas de un hombre”, entre otras respuestas. Todo esto viene a cuento ante una de las curiosidades que se podían observar en los planos del tercer instituto antes de comenzar las obras.
“¡Hay un trinquet!”, me contaban antes de poder cerciorarme personalmente de ello, y todo el mundo decía que “como los planos son estándar para todos los institutos de la Comunidad Valenciana, es normal, pero no creo que en Villena sean tan irracionales y se haga el trinquet, ¿para qué?".

Pues bien, lo que parecía imposible se ha hecho realidad: la pista de “ese juego” se ha terminado hace pocos días en el pabellón cubierto que preside el instituto. Ya podremos todos disfrutar de las magníficas partidas de “Pilota valenciana” que se realicen en esta pista… ¡lo que todos estábamos esperando en Villena! Pocos días antes de que se inaugure el esperado y deseado instituto podremos contemplar la gran obra de ingeniería que compone la pista con sus escaleritas y todo, que no le falta detalle. ¿Será muy difícil jugar a eso? No sé hablar valenciano, pero me atrae poderosamente la posibilidad de aprender jugar a ese deporte, que me cuentan pretende ser olímpico.

También a pocos días de la puesta de largo –inauguración– del tercer instituto, y todavía sin dotar las aulas de ordenadores, biblioteca, mobiliario, etc., se terminará la pista para jugar a la pilota que, supongo, estará presupuestada con una importante cantidad de dinero. Y es aquí donde me pierdo, porque no llego a comprender esas cosas que son inútiles y que se pueden evitar. Que llueva en el mar es inevitable, las tetas de un hombre también, pero hacer una pista de trinquet en Villena se podía haber evitado y haber gastado ese dinero para mejores dotaciones, más bibliotecas, más ordenadores, más y mejor material escolar, etc. Es decir, dotar al instituto de todo aquello que, cuando comience el curso, comenzaremos a echar en falta, y será entonces cuando nos acordemos de Santa Bárbara, cuando esté tronando y sea inevitable.

Para terminar, me atrevo a hacer una proposición. Ya que el instituto no tiene nombre, todavía, le podríamos poner el nombre de algún jugador de pilota valenciana, que por ignorancia no conozco, pero sé positivamente que alguno de ellos se lo merecerá por su larga trayectoria jugando a este juego y por sus logros conseguidos en pistas tan conocidas como…, como…, como… mmmmmm.