El último tren desde el Teatro Chapí
Esperamos que algún día haya un tren al final de la función que nos facilite volver a Alicante
Ahora parece que hace un siglo, pero lo recuerdo muy bien. Mi amigo Antonio Cases, de religión teatrero, me llamó a principio de la temporada de otoño, como hace siempre, para comentarme las novedades de la cartelera y en este caso para preguntarme si el Talgo de nuestros amores, ese que salía a las diez de la noche procedente de Barcelona y con destino a Alicante, seguía existiendo.
Con demasiada ligereza y dándolo por hecho le contesté que sí. El servicio no había faltado en las últimas décadas a su cita. Y mientras no adecúen el servicio por las vías de Alta Velocidad, así seguirá siendo.
Pero pensé en la pandemia. Y sin tenerlas todas conmigo, entré en la web de Renfe, busqué en los horarios de los sábados, y efectivamente, los temores de mi amigo eran más que fundados. El último tren de Villena a Alicante era un Regional que salía a las 19.47.
Antonio Cases, miembro que fue de la directiva de la Asociación Independiente de Teatro de Alicante cuando la AITA estrenaba a Els Joglars y a Els Comediants, cuatro décadas antes de que Alicante fuese tragada por un sumidero, ya había sacado por Internet varias entradas del Teatro Chapí en el momento en que descubrimos que nos teníamos trenes. Tampoco disponíamos de vehículos (lo nuestro es el transporte público) e incluso nuestros amigos murcianos no podían hacer el favor de traernos por el cierre perimetral. Pero siempre nos quedaría la Salvadora, haciendo honor a su nombre.
Hoy, el Teatro Chapí hiberna en espera de buenas noticias. Hemos mirado el programa cuatrimestral con rabia. Algunos espectáculos muy apetitosos, ya cancelados en su día, se han vuelto a caer. Antonio Cases no desespera. Volveremos a nuestro querido Teatro Chapí. Esperamos que también, algún día, haya un tren al final de la función que nos facilite volver a Alicante. Lo contrario sería otro paso atrás (¿cuántos van ya?) a la vapuleadísima Villena.