Resulta, queridas personas, que comienzan a presentarse todas las actividades que se van a desarrollar durante los meses de verano en nuestra ciudad. Actividades para todos los gustos y para todas las edades. Algo que llevarse al cuerpo, a la mente y a los sentidos, además de la maravillosa temporada de caracoles en terraza y con buena compañía, por supuesto, nada como una potente conversación acompañada de sonidos de succiones, de lametones de dedos y de largos tragos apenas capaces de ahogar el toque picante de la salsa: ¡Oh, se olvida el Progreso por unos momentos (intenten palpar sus pantallas táctiles con esos dedos, ni la cuchara ni el palillo les salvarán por completo)!
Y resulta que echando la vista atrás, revisando la hemeroteca del EPdV tanto para comparar como para no repetirme, encuentro que el pasado verano terminé el mes de julio escribiendo que:
si escucho que comienzan las actividades del Casc
, tendré que decirles que no me entero de nada. Lo cierto es que así fue. Un poco por todo: era el primer año que se desarrollaba la actividad, las fechas no me acompañaban, y yo me abandoné a una actitud algo absurda al respecto de las propuestas presentadas.
No me gustaría que este año me ocurriera lo mismo. Y aunque resulte un señor que ya ha cruzado la mitad del camino que lleva a la cuarta década, un señor que se debe a la limitación de unos horarios laborales tanto como a su casa y su familia, a este diario digital y a algunos otros asuntos creativos y sociales, me gustaría disfrutar del Casc de 2014. Tendré que encontrar huecos para ello, pero no me cabe duda de que con una buena comunicación no será demasiado complicado participar en algunas de sus actividades.
