Cartas al Director

El vigilante del Paseo

Hace ya algún tiempo escribí un artículo que hablaba de que en varias ciudades de la geografía nacional querían implantar de nuevo la figura del sereno, como así fue. Una figura cercana para ayudar al ciudadano en cualquier gestión nocturna, e incluso serviría como medida de prevención y vigilancia hacia los posibles delincuentes.
La figura del sereno para un servidor es muy querida, ya que mi abuelo José Lozano (Guardia Civil retirado) fue sereno allá por los años sesenta de la zona del centro de Villena, el Paseo Chapí y todas las calles adyacentes.

En aquella época, el vigilante o sereno no cobraba ningún emolumento por parte del Ayuntamiento. Su sueldo lo sacaba de las aportaciones mensuales que donaban los comerciantes y los vecinos de la zona donde esta persona realizaba su función nocturna de vigilancia. Que se iniciaba aproximadamente a las diez de la noche y finalizaba sobre seis de la mañana. Sus únicas armas de defensa eran un bastón o garrote y un silbato.

Su trabajo consistía en vigilar los comercios de su distrito y si observaba alguna persona sospechosa de cometer un delito, con su silbato persuadía y alertaba a los fuerzas de seguridad, Policía Local o Guardia Civil, de ahí el dicho “Me tomas por el pito del sereno”, ya que en ocasiones no era efectivo, pues no lo oían. Hay que pensar que en aquella época no existían cabinas telefónicas públicas y teléfonos más bien pocos, solo en organismos oficiales y en casas de personas acomodadas.

Se llamaba al sereno por alguna urgencia que se le presentaba a cualquier ciudadano, por poner un ejemplo: buscar al médico, a Don Regino, a Don Fernando, a Don Pancracio o al ATS Pedro (Perico), que era como se le conocía, o al farmacéutico Bonastre, etcétera, ya que no existía centro de salud de urgencia y las consultas médicas se realizaban en las propias casas de los galenos.

En muchas ocasiones también procedía a abrirle la puerta del portal a alguna persona que venía de juerga y no atinaba con la llave, ya que el vigilante tenía las llaves de los portales de toda su zona.

Recuerdo que ya cercana la Navidad, acompañaba a mi abuelo e íbamos tocando todas las puertas de la vecindad de su distrito para desear unas felices fiestas a las personas con una postal donde estaba impresa la figura del sereno y cada persona le daba el donativo que podía. Con lo cual, mi abuelo recogía unas pesetas extras que le venían muy bien para que la familia pasara más desahogadas las Navidades.

Por eso para un servidor es tan importante y querida la desaparecida figura del sereno.

En nuestra urbe hace años que desapareció esta figura, que tanto bien hizo a nuestros conciudadanos de los años sesenta y setenta del pasado siglo XX.

Aunque está claro que Villena necesita con urgencia que se refuercen, sobre todo, por la noche, la vigilancia por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de este modo persuadir a los presuntos delincuentes para que no cometan más fechorías y dejen vivir con la tranquilidad de antaño a sus moradores.

Por eso, los políticos del tripartito en el poder local y la oposición deben preocuparse más por este tema tan peliagudo. Y reforzar en todo lo posible la seguridad ciudadana, ya que en poco tiempo nuestra población se ha visto desbordada por todo tipo de delitos, robos, droga, atracos, etcétera. Y aunque las autoridades denegaron en su momento la ubicación de una comisaría de Policía Nacional, que por lo menos haya suficientes efectivos de Policía Local y Guardia Civil para garantizar por completo la seguridad y tranquilidad de los villeneros. Así sea.

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