Opinión

En Conexión: De timos, bulos y demás

Los acontecimientos que estamos viviendo con el tema catalán están dando pie a multitud de noticias falsas que se comparten sin ningún tipo de pudor. Llega algo por WhatsApp y reenviamos sin más. ¿Qué estamos consiguiendo? Pues que la pelota siga andando y además creciendo. Hasta que llega un momento en el que explota.
Los bulos no son algo nuevo, al menos en la era digital. Recuerdo como allá por 1999 recibí en mi correo electrónico una encuesta que supuestamente provenía de la empresa de telecomunicaciones Sony Ericsson. Por rellenarla, este gigante sueco de la comunicación me embolsaría un cheque de unos 100 dólares. Obviamente, me quedé esperando y se me puso cara de eso, de sueco. O de primo.

Ahora, 18 años más tarde, el canal preferido para estas tonterías es WhatsApp. Tonterías que a veces no lo son tanto, como el timo de Zara o Decathlon. Te llega e invita a abrir un enlace para rellenar una encuesta con la que ganarás un cheque de 150 euros. Lo único que consigues es que te suscriban a un servicio de SMS premium que te va a engordar la factura, o que accedan a tus datos personales para traficar con ellos…

Dejémonos de ilusiones, nadie te regala nada. Nunca. Una cosa es ganar un sorteo, participar en un concurso, pero no vas a conseguir 150 euros “por todo el morro” con un par de clicks. Así que, cuando te llegue algo que parezca fantástico, echa mano de Google y trata de tirar del hilo, busca la fuente e investiga si hay gente que ya ha picado.

Y con los bulos más de lo mismo. Muchos de ellos se desmienten tras hacer una breve consulta. ¿Cuántas veces hemos padecido “el pasado falangista de Felipe González”? ¿Es algo acaso que me importe? ¿Y el de que los presos cobran más de 600 euros al mes? ¿O lo de los plátanos infectados con SIDA? ¡Virgencica de las Virtudes! Estos pueden dar risa, pero otros no tanto. Recordamos el ejemplo de “el hijo de un compañero” que necesita urgente un trasplante de médula y se invita a llamar a un número de un hospital español para dar sangre. O que el cáncer se cura tomando limón congelado y rallado. Por favor, no frivolicemos con estas cosas. Con un poco de sentido común y pensando dos veces las cosas antes de enviarlas, conseguiremos despejar el camino.

La única manera de poder acabar con ellos es no compartiéndolos, e incluso haciendo ver a quien te lo envía de que se trata de un disparate sin el menor viso de credibilidad. A fin de cuentas, estamos cuatro días en el mundo como para estar ahora preocupados con “chuminás”.

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