Opinión

En conexión: El precio de los smartphones

Durante el verano fueron muchos los rumores de los precios de los nuevos iPhone. A pesar de que Apple ya superó la barrera psicológica de los 1.000 euros el año pasado con su modelo iPhone 7 Plus de mayor capacidad, mucho se barruntaba sobre cuál sería el techo de los nuevos terminales de los californianos.
El 12 de septiembre, durante la presentación de los nuevos productos de Apple, se desveló el misterio. El iPhone X de menor capacidad pasaba de los 1.100 euros y el de 256 GB traspasaba los 1.300. Si comparamos el salario mínimo interprofesional en España, que este año 2017 son unos exiguos 707 euros, habría que trabajar dos meses completos y dedicar esos salarios íntegros para comprar un iPhone X de 256 GB.

El debate está pues sobre la mesa. ¿Cómo que un teléfono puede costar esa barbaridad? ¡Pero si hay teléfonos de 200 euros que hacen unas fotos fantásticas! ¡Pero si el mío hace lo que el tuyo por la mitad de precio! Frases como estas que estamos tan acostumbrados a oír y que para un profano son axiomas.

Partiendo de la premisa de que cada uno gasta su dinero como quiere y en lo que quiere, si tienes posibilidades de poder pagar un iPhone, u otro teléfono de ese rango, nadie debe de decirte que no lo hagas. Podemos decir que nuestros teléfonos móviles son, sin riesgo a equivocarnos, el aparato electrónico con el que pasas más horas al día. Ya hace tiempo que dejaron de ser teléfonos para pasar a convertirse en mini-ordenadores.

En ellos integras tu reproductor de audio, cámara de fotos, grabadora de voz, agenda, calendario, navegador GPS, cámara de vídeo, conexión a internet... ¿Que puedes llevarlo en un teléfono más sencillo? Pues claro, igual que puedes viajar de un extremo a otro del país tanto en un Ford Focus como en un Bentley.

Un producto de Apple, pongo esta marca como ejemplo al estar ahora en la cima de precios, sea cual sea, lleva detrás muchísimas horas de ingeniería, I+D, test y pruebas, que sumado a ser un engranaje de piezas de alto nivel con materiales potentes, buenos acabados o ergonomía aplicada al usuario, hacen que tengan un precio alto. Comprar un smartphone de alta gama es comprar calidad contrastada. Y eso es así sin ningún género de dudas.

¿Merece la pena gastar 1.300 euros en un iPhone? Puede que no, ya que hacerlo para mandar mensajes de WhatsApp y jugar al Pou es absurdo. Si eres alguien que exprime sus terminales, los configura a su gusto, haces uso de cada una de sus herramientas, conoce aplicaciones útiles, lo usa tanto para ocio como para trabajo, y en caso de necesidad, utiliza un impecable servicio de atención al cliente, la idea no es descabellada.

Cada cual que obre en consecuencia, pero ya sabemos que tan descabellado puede ser pagar 1.300 euros por un iPhone X como 250 en un Vega Sicilia y echarle gaseosa.

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