Sociedad

En defensa del patrimonio musical español. Respuesta a Público por su artículo sobre las partituras de Ruperto Chapí

Quisiera hacer unas puntualizaciones al artículo aparecido el pasado día 28 de julio en su periódico, bajo el título “La SGAE se queda con ‘La Revoltosa’ y se olvida de Chapí”. Estoy segura de que su diario tendrá en estupendo departamento de documentalistas, a los que no les resultará difícil encontrar la larga y reputada trayectoria profesional del Dr. Casares, que, desde su cátedra primeramente en la Universidad de Oviedo, donde comenzaron los estudios de Musicología, y posteriormente en la Universidad Complutense, ha ayudado a cambiar el conocimiento de la historia de la música española. Dado que es una personalidad sobradamente reconocida en todo el mundo, no voy a insistir en ello, pero siquiera destacar que, gracias a su labor al frente del Instituto Complutense de Ciencias Musicales (ICCMU), ha cambiado también la presencia de la música española, fundamentalmente del siglo XIX, en las salas de conciertos nacionales y extranjeras, tanto en conciertos, como en representaciones o grabaciones, posibles, precisamente, gracias a las ediciones de obras prácticamente desconocidas por el público en general e, incluso, los especialistas.
Como Directora del Centro de Documentación y Archivo de la SGAE (CEDOA), desde el que salen la mayoría de las partituras para las representaciones de zarzuela, quiero aclarar algunas cosas a raíz de ese reportaje suscrito por Ignacio Escolar:

1.- Jamás la SGAE podrá olvidarse de D. Ruperto Chapí, su fundador en 1899 junto a D. Sinesio Delgado. Cualquiera de los investigadores que visitan nuestro Centro de Documentación se encuentra con los bustos de ambos enmarcando la puerta de acceso a la Sala de Consulta.

2.- El propio D. Ruperto Chapí cedió su Archivo a la primitiva Sociedad de Autores Españoles, de la que la SGAE es heredera, en el momento de su fundación. Y, como él, el resto de los autores fueron depositando aquí sus partituras, estableciendo claramente en los Estatutos de la Sociedad que sólo la Sociedad de Autores podría encargarse del alquiler de dichas obras y el cobro de los derechos correspondientes.

3.- No es cierto que haya que alquilar la edición de La Revoltosa, a la que D. Ignacio Escolar alude, cada vez que una compañía quiere representar dicha obra. Si se toma la molestia de buscar en la base de datos de la SGAE, verá que hay numerosos registros de esta obra, desde el primitivo de D. Ruperto Chapí, ya en Dominio Público, y a disposición de cualquier compañía que así lo requiera, como muchos otros, que nada tienen que ver con las ediciones de la SGAE ni con el ICCMU. Por poner sólo un ejemplo, La Revoltosa que se ha visto este verano en los Teatros del Canal, no ha usado ninguna de estas ediciones.

4.- Lo que diferencia a las ediciones SGAE/ICCMU de las otras es que estas pueden consultarse y cuentan con un estudio científico de la obra y unos criterios de edición, en los que se citan, además, todas las fuentes consultadas y todos los cambios que se realizan, bien para corregir errores perpetuados por la costumbre, bien para incorporar pasajes suprimidos por la censura —caso de La Gran Vía— o cualquier otra contingencia que la obra pueda haber sufrido. Pero todo esto está claramente indicado en las correspondientes ediciones.

5.- Es asombrosa la afirmación de D. Ignacio Escolar acerca de las partituras de Chapí o Barbieri “perfectamente conservadas”. Realmente conservamos en nuestro archivo, como un auténtico tesoro, los manuscritos de muchas obras de ambos compositores, pero imagino que es evidente para cualquiera que ningún director de orquesta va a dirigir con ese manuscrito. Cuando se emprende una edición, se hace, precisamente, para suplir esa dificultad de que los directores de orquesta no dispongan de una partitura general, cosa habitual hasta la edición en 1992 de Jugar con fuego, precisamente de Francisco Asenjo Barbieri.

Esta labor editorial ha permitido que vuelvan a los teatros obras que no se interpretaban habitualmente como Mis dos mujeres o Los diamantes de la corona, por citar algunos de los títulos que el Sr. Escolar menciona, así como algunas otras joyas como El juramento o El estreno de una artista de Gaztambide. No sólo eso, sino que, gracias a este trabajo, la zarzuela ha aumentado de forma vertiginosa su presencia en el mundo.

6.- Precisamente, en relación a este incremento de la zarzuela en los teatros internacionales, tengo que rebatir también las supuestas quejas de la Sra. Caballé, que dudo mucho hayan salido de su boca, ya que desde este archivo, que ella conoce, se sirven materiales a diversos teatros del mundo para sus conciertos. Por no remontarnos al pasado, el 23 de julio de esta año, la Sra. Caballé ha interpretado tres romanzas de zarzuela en un concierto en Umag (Croacia), sin que la Agencia artística que nos ha solicitado los materiales haya expresado queja alguna por nuestras tarifas, que son, como cualquiera de las compañías o intérpretes de zarzuela sabe, sensiblemente inferiores a las de cualquier editorial.

Para terminar, quiero decir, que nuestro Centro de Documentación está abierto a investigadores, cantantes, directores de orquesta, etc., que acuden a nuestra Sala de Consulta sin ningún problema y son atendidos con la mayor diligencia y profesionalidad posible. Se han realizado, a lo largo de estos últimos 20 años, trabajos de investigación, tesis doctorales, etc., etc., no sólo en España sino en el extranjero, y nos hemos convertido en un centro de referencia para todo aquel que desee estudiar el teatro lírico español.

Además, hemos recibido a diversos medios de comunicación para enseñarles nuestros tesoros y nuestra actividad, y, por supuesto, cualquier redactor de su periódico sería bien recibido.

Es muy fácil ensañarse en estos momentos con la SGAE. Dejemos que la justicia haga su trabajo y, por favor, déjennos a nosotros hacer el nuestro.

Mª Luz González Peña
Directora CEDOA

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