En el bucle de un recuerdo

Lo leo en el quinto capítulo del relato titulado "Morir y vivir para contarlo", narración de Charo Moreno Martínez. Una de las historias publicadas por Olé libros bajo el título Y no fue así. Obra que recoge otras nueve narraciones de otros autores. En total diez. Ucronías que resultan fascinantes.

En "Morir y vivir para contarlo", Charo Moreno recrea una sugestiva historia alternativa sobre el destino de Federico García Lorca y… Y hasta aquí puedo leer. Pero por la intensidad de lo sugerido, no renuncio a traer en esta Cita con las citas el arranque soberbio de ese quinto capítulo, arranque que percute provocador sobre la memoria haciendo chispas de verdad que atosigan.

Porque dice: Vivir también puede ser una condena. Quedar encerrado en el bucle de un recuerdo que se ha convertido en tu carcelero. Las pocas fuerzas que te habitan las empleas en desear estar muerto, porque vivir duele, de esa manera amorfa y calcinante con la que el dolor nos abre en canal, sin tregua, sin alivio posible.

Así, sobre todo algunas noches, en el instante en el que intentas conciliar el sueño, te viene –voz del pasado– un recuerdo que te trae vivo aquello que vivo presente te hiere. En El oscuro de Daniel Moyano, Blas, el padre de Víctor, testimonia en una de sus cartas lo que sigue: Los recuerdos mismos son una forma de permanencia, vida detenida, no sepultada, que está siempre al alcance de la mano, que es siempre una nueva posibilidad de vivir.

Pero viviendo de nuevo esa concreta vida detenida, ese recuerdo, te lacera porque no tuvo que ser. Pero… Pero fue pero fue pero fue pero fue y… Y fue y fue y fue y fue... Cárcel, esquirla terca e hiriente clavada en la vida espiral que duele. Sin alivio posible. ¿O sí?