En el nombre del padre
Tanto en España como en la mayoría de países, el día del padre se celebra el 19 de marzo con motivo de la festividad de San José, el padre oficial de Jesús. Sólo en Estados Unidos y en otros tantos países del continente americano, que se celebra el tercer domingo de Junio en honor de un tal William Dodd al que su hija quiso hacer un homenaje por su labor como padre que, tras fallecer su esposa en el parto de su sexto hijo, asumió la tarea de criar y educar a sus hijos.
San José, que supuestamente es el padre de padres, no concibió a su hijo, sino que fue un tal espíritu santo el que hizo las labores, por lo que a María se le sigue reconociendo como virgen y a José como Padre Putativo: se le tiene por padre pero, en realidad, no lo es, que en siglas es PP, nada que ver con el Partido Popular, de ahí lo de llamar Pepe a los que se llaman como él. Analizando la palabra, puede que haya alguna relación entre Putativo y Puta: el padre del hijo de una prostituta es un Padre Putativo, se tiene por padre pero como si no lo fuera, ahora comúnmente llamado un putero. Partiendo de la base de que San José no es el padre biológico de la criatura y que en aquella época te apedreaban por menos de ná, no me quiero ni imaginar la cara que pondría José al enterarse de que María estaba embarazada sin él haberle tocado un pelo, pero más aún la cara que se le quedaría cuando le dijera de quién era el niño. Ahora llega tu novia, que quiere llegar virgen al matrimonio, y te dice que va a tener un niño pero que no es tuyo, y cuando le preguntas de quién es te suelta el rollo de que si anoche estaba durmiendo y vino a visitarla un espíritu divino, con forma de paloma, y que sin darse cuenta y sin tocarle siquiera le ha dejado preñada. Y tú vas y te lo crees.
A José siempre se le consideró carpintero aunque es más probable que fuera un hombre para todo, refiriéndome a su profesión, que igual te lijaba una puerta que te alicataba el baño, lo que hoy se conoce como un ñapas, algo así como el presentador de bricomanía, y como siempre se le ha representado con barba, aun más. La celebración del día del padre también trae consigo una semana en la que sólo se ven y escuchan anuncios de coches, que no se qué hijo le comprará a su padre un coche un día así, anuncios de colonia, un regalo más asequible aunque poco original, y de otros regalos de ese tipo. Y es que, en tan señalada fecha, las mujeres son las que más regalan. Están las que, puestas a comprar, regalan a su padre pero también a su marido, aunque sólo sea un pijama o una corbata, que de todas formas ya le hacía falta. Eso si no da la casualidad, que siendo Pepe un nombre tan popular, y sigue sin tener nada que ver con el partido, su padre, su marido o su hijo, sino los tres, se llamen José.
Yo recuerdo aquellas postales que elaborábamos en el colegio y que llevábamos a casa con toda la ilusión del mundo, y ahora veo las novedosas opciones que existen para felicitar el día del padre, que si su melodía favorita para el móvil, que si una postal vía correo electrónico o sms y me suenan a ridículo, porque ni mi padre tiene móvil y mucho menos cuenta de correo; que habrá montones de padres que sí, pero realmente hay tantos hijos que tengan teléfono móvil o cuenta de correo para enviarlo. Y sabiendo que los hay, cuántos de ellos no verán a su padre ese día para felicitarlo en persona.
No creo que sea tan importante regalar algo en un día como éste, y tal vez tampoco felicitarlo. Si se quiere se puede celebrar, porque si lo pensamos bien, todos tenemos o hemos tenido un padre, aunque alguno habrá que no lo haya conocido, y una gran mayoría lo son ya. Como bien decía mi padre, cuando seas padre comerás huevos, gracias a él los he comido y los seguiré comiendo sin ser todavía padre, por eso yo si lo celebraría y más aun si alguna vez lo soy.