Cultura

En torno al FIC (Frente de Iniciativas Contemporáneas)

Lo sepan o no, el próximo 14 de febrero, jueves, se inaugura en la Casa de Cultura de Villena la muestra –feria, exhibición– de iniciativas contemporáneas. Un nuevo espacio cuya finalidad es ofrecer a la ciudad la oportunidad de enfrentarse las nuevas propuestas artísticas. El FIC en sí es solo la reivindicación de una esfera olvidada en la abultada programación cultural de Villena. No solo en lo que toca a las artistas y los artistas de la ciudad, que conforme a sus referencias contemporáneas se inclinan hacia creaciones que buscan nuevas formas de comunicación; sino también a quienes recepcionamos propuestas culturales de toda índole y sentimos la escasez de contemporaneidad.
¿Y qué es el arte contemporáneo? Bien, cito: “Como arte contemporáneo se denomina el conjunto de manifestaciones artísticas surgidas a partir del siglo XX. Como tal, el concepto de arte contemporáneo es relativo a cada época. Esto significa que el arte que se produce en cualquier periodo histórico siempre será contemporáneo para sus coetáneos”. Aun así, hay quienes distinguen tres etapas: la que surge con la Edad Contemporánea (finales del siglo XVIII con la revolución francesa), las vanguardias (inicios del siglo XX) y el posmodernismo (que se iniciaría tras la segunda Guerra Mundial).

Según la UNESCO: “A través de la Cultura las personas se expresan, toman conciencia de sí mismas, se reconocen como un proyecto inacabado, ponen en cuestión sus propias realizaciones, buscan incansablemente nuevas significaciones y crean obras que las trascienden”. Se trata de un breve extracto del que todavía podríamos destacar algunas ideas: la conciencia de sí mismas: situadas hoy, aquí, en 2019, trabajando sobre el hoy y trabajando con los materiales de los que disponen hoy para expresarse, creando con esas temáticas y esos materiales nuevas significaciones imposibles de encontrar ayer, explorando nuevos límites en diversos campos.

Y dichos temas, dichas estéticas, dichos materiales, propios de nuestros días, son compartidos por el público de hoy. No es de extrañar entonces que nos encontremos con imágenes de Trump o de los campos de refugiados y refugiadas, con sonidos generados por sintetizadores, con objetos comunes transformados bajo otro punto de vista. Todo reconocible, todo contemporáneo. Igual que lo fueron las imágenes de Felipe IV o de los fusilamientos en el levantamiento del 3 de mayo, para la gente contemporánea de aquella época.

El FIC necesita ser un frente porque es el camino que toda minoría encuentra para hacerse un hueco. El FIC no es una lucha de lo nuevo contra lo viejo. El FIC no es solo una demanda de quienes crean, porque también pertenece a quienes reciben, participan; es una demanda de quienes quieren estar en el mundo hoy, saber del mundo hoy, de quienes quieren entender el progreso, ser parte del progreso.

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