Esta es una de las frases que más me ha hecho pensar (y actuar) últimamente. La encontré en un momento de cambio, en mi nuevo lugar de trabajo, y me ha invitado a cambiar mi forma de actuar y pensar. ¿Cuántas veces no pasamos a la acción porque queremos hacerlo totalmente perfecto? ¿Cuántas veces nos detenemos dudamos sobre la conveniencia de hacer algo en un determinado momento? Nuestra excusa es la perfección, aunque esto suele esconder miedos o creencias limitantes que nos paralizan.
¿Cuántas veces preparamos, preparamos y preparamos pero nunca llegamos a ejecutar? Siempre hay algo que estudiar, leer o establecer antes de pasar a la acción. Párate y piensa por qué no logras dar el paso para ejecutar lo que con tanto mimo estás preparando. NUNCA será el momento perfecto para hacerlo.
Durante muchos años vengo intentando identificar mis miedos, mis barreras. Identificarlos es el primer y más importante paso para afrontar lo que me para, lo que me limita. Poco a poco me voy conociendo un poco más y detectando algunas creencias que no me han ayudado sino que han obstaculizado mi desarrollo en algunas ocasiones. Conocer es el primer paso para vencer dichas creencias, aunque siempre de la mano de mucho trabajo. No es fácil cambiar convicciones que tenemos tan asentadas y que nos han acompañado desde siempre.
Una barrera que me autoimponía era pensar de una forma más reactiva. Parece que hay cosas que les suceden a otros, tú esperas que te pasen pero nunca llegan. Aprendí que las cosas hay que provocarlas, de esta forma tus posibilidades de que sucedan se multiplican. Solía pensar que esto no iba conmigo, que las personas que gestionan, crean y llevan adelante determinadas actividades estaban hechas de otra pasta o eran diferentes a mí. Me he dado cuenta de que no es así, las oportunidades están al alcance de quienes quieren trabajar duramente para alcanzarlas. Mi postura actualmente es claramente más proactiva. Generar oportunidades está en mi mano. Proponer y crear es en lo que me encuentro inmersa ahora mismo, ya no me quedo esperando que pase, provoco que ocurra.
Otra creencia que me frenaba (que suele ser bastante habitual y tiene relación con el título de este artículo), es pensar, teorizar y preparar proyectos que nunca salen porque tienen que ser perfectos. El tiempo y la experiencia me han enseñado que hay que hacer, lanzarse a actuar. No hablo de tirarse a lo loco sin ningún tipo de preparación, pero sí debemos evitar la parálisis por análisis. Cada paso es hacia adelante y ya está dado. Piensa que siempre podrás mejorarlo más adelante. Evita la perfección que te paraliza y comienza a actuar YA.
Como veis, en este artículo, me he propuesto reflexionar en voz alta sobre aquello que nos detiene y paraliza. Te animo a pensar sobre ello, detectar tus miedos y los límites que te autoimpones. Realmente, ¿hay algo que te frene a hacer aquello que deseas?
Detecta tus límites, ponles nombre y empieza a actuar. Y recuerda, haz y mejora.
