Seguro que hace tiempo que Whatsapp entró en tu vida y que ya no la concibes sin la avalancha de mensajes que recibes a través de tu móvil y de esta aplicación de mensajería. Además, seguro que dispones de múltiples grupos muy activos como el de Familia, Amigos, Compis de cole o de Trabajo. También estoy segura que en alguna ocasión habrás silenciado algunos de estos grupos por lo activos que suelen ser. Nos encanta mensajear. Somos sociales por naturaleza y Whatsapp lo sabe.
Si a todo esto sumamos que podemos enviar mensajes de voz, cosa cada vez más utilizada para evitar costes en llamadas y aprovechar al máximo nuestras tarifas de datos, la conclusión es que pocos se libran de estar enganchados y whatsappeando muchos minutos cada día.
Whatsapp ha pasado, pues, a formar parte de nuestra vida, de nuestra rutina. Desde sus inicios comenzó a robar cuota a otras redes sociales, sobre todo a Facebook, que vio como las comunicaciones más privadas se le escapaban hacia esta aplicación, donde tenemos una mayor sensación de privacidad y de control que en Facebook. Muchas de las fotos y publicaciones que realizábamos hace unos años en Facebook, han pasado a realizarse en Whatsapp, lo que ha permitido un crecimiento impresionante de esta aplicación que usamos prácticamente a diario. Facebook, lejos de preocuparse por esta pérdida, cortó el problema por lo sano al adquirir Whatsapp en octubre de 2014 por la nada despreciable suma de unos 22.000 millones de dólares.
Pero no es esto lo único que Whatsapp se ha llevado a su terreno, sino que también ha ocupado una cuota en nuestras vidas que antes ocupaban las reuniones, las quedadas y, sobre todo, las llamadas.
A veces añoro cuando nos llamábamos (¿no crees que ahora lo hacemos mucho menos y que hemos sustituido esta acción por los mensajes masivos y, sobre todo, en grupos?). Las redes sociales son geniales para sentir todas las personas y contactos que nos rodean, que nos aprecian o que nos conocen, aunque sólo sea a través de la red. Nos permite hacer crecer la red y, con ella, nuestras oportunidades. Todo esto es genial y me ha dado muchas alegrías. Personas con las que he establecido relaciones de confianza y calidad sin haberlas conocido más que por la red. No hablo de eso sino de relaciones cercanas ya que la red y aplicaciones actuales están cambiando nuestros comportamientos, incluso sin ser conscientes de ello.
Es abrumador y maravilloso que más de 200 personas te feliciten en Facebook el día de tu cumpleaños. Es genial que te escriban vía Whatsapp, Twitter e, incluso, LinkedIN, pero no perdamos el contacto, el roce, una llamada y cualquier otra acción que nos haga sentir cerca de los que más queremos y apreciamos, nuestros amigos, familia y contactos. No nos hagamos tan cómodos y cortoplacistas, vayamos más allá.
Hagamos que Whatsapp y otras redes siempre sumen. No permitamos que hayan personas que se sientan solas rodeadas de miles de mensajes en redes porque, no nos engañemos, esto ocurre. ¿O no lo crees así?
