Ensaladilla electoral
La ensaladilla rusa es, según la Wikipedia, un típico plato veraniego de la cocina española consistente en una ensalada de patatas o una macedonia con verduras y atún, todo ello mezclado en abundante mayonesa, que se suele encontrar en los restaurantes y bares de España y se sirve en raciones. En lo que no ha caído la Wiki es que, para ensaladillas y macedonias, algunas listas electorales.
Hace algo menos de un año, en junio de 2006, hacía su presentación en sociedad el nuevo y flamante Comité Ejecutivo de Iniciativa Independiente. Entre las personas que lo componían, y apareciendo como vocal, estaba un tal Antonio Carrión Núñez, del que poco se sabía entonces y del que menos supimos desde aquella noche
En su discurso, Antonio García Ágredas presentó a sus compañeros como personas autónomas y sin dependencias. Y lo clavó. Vaya si lo clavó.
Pasó el tiempo, llegaron las elecciones y de la noche a la mañana apareció en nuestro humilde horizonte electoral una nueva formación política: el Partido Socialdemócrata, PSD para los amigos. Para estupefacción de algunos, tan sorprendente propuesta venía con número uno incorporado de serie. ¿Adivinan quién? En efecto, Antonio Carrión, que haciendo gala de su autonomía e independencia pasó de codearse con la derecha agrediana a encabezar una propuesta de centro-izquierda con toda la naturalidad de un gesto cotidiano como, qué sé yo, lavarse la cara. O cambiarse de chaqueta.
Aunque para cambios de chaqueta es un decir el de Daniel Sánchez García. Vaya por delante que no tengo el gusto de conocerle, y por ello, previa conversación con el director de este tinglado, le invito a través de estas líneas a remitir una carta a EPDV, si lo considera oportuno, explicando lo que le venga en gana. No sé quien es Daniel, cuál es su edad, dónde ni de qué vive. Pero sí sé que tiene una chaqueta, o chaleco, o como se llame la cosa, blanca. La misma lo-que-sea que llevaba puesta el pasado 6 de mayo en Biar, cuando se presentó la candidatura del PSD en la vecina localidad. En el acto, por lo visto en las fotos, también estuvieron presentes los primeros candidatos por Villena, es decir, Antonio Carrión y el propio Daniel Sánchez, que, según el Boletín Oficial de la Provincia (fíjense si es raro el PSD que, cuando escribo estas líneas, ya comenzada de manera oficial la campaña, aún no ha presentado su lista), es el número 2 de la candidatura del PSD a la Alcaldía de Villena.
Y hasta aquí todo correcto. Un chico con chaqueta blanca que se presenta en unas listas electorales. Perfecto. Pero el caso es que aquí había algo que chirriaba. ¿Dónde había visto yo esa chaqueta? ¿En alguna discoteca de moda? ¿En las 24 horas de los Salesianos? ¡Coño! En el parque del mercado, delante del monumento al olivo y detrás de una bandera de España. Y junto a otros tres tíos. Daniel formaba parte del grupo que supuestamente iba a encabezar la candidatura en Villena del partido ultraderechista España 2000. Se lo juro, señora. Que yo vi la foto que publicaba la web de España 2000 el pasado 22 de marzo. Y también los carteles que llenaron Villena alertando a la gente ante la aparición de dicho partido. Y ahí estaba Daniel. Sin cambiarse de chaqueta, literalmente hablando, porque en lo metafórico el cambio no tiene desperdicio: del fascismo racista a la progresía de izquierdas sin pasar por la casilla de salida. ¡Olé tus huevos, chaval!
La Wikipedia, querido J. A., no es perfecta. Habla de ensaladillas gastronómicas y se deja fuera las ideológicas o electorales. Y además se olvida de la salmonela. Para cagarse.