Medio Ambiente

EPDV visita Reciclados del Mediterráneo… y comprueba que el olor nauseabundo que inunda Villena procede de la planta de Vaersa

Tras conocer las reiteradas denuncias de Fernando Úbeda sobre el funcionamiento de la planta de residuos industriales de Reciclados del Mediterráneo, y aprovechando el ofrecimiento público de la mercantil para abrir sus instalaciones a cualquier persona o colectivo interesados, EPdV quiso conversar con el máximo responsable de la misma, José Antonio Bernabeu.
El director - gerente de Reciclados del Mediterráneo se mostraba muy molesto con las declaraciones del portavoz de la Plataforma en defensa del Medio y el Entorno de Villena, habiendo solicitado a Úbeda que se retracte públicamente de sus afirmaciones antes de este viernes, ya que de no ser así el asunto terminará en los tribunales. Según Bernabeu, antes de hacer público el escrito se ha hablado en privado con el propio Úbeda, pero éste ha asegurado que “tan solo es el portavoz de la Plataforma y no es quien para desdecirla”.

Antes de “desmentir las acusaciones infundadas de Úbeda”, Bernabeu ha mostrado a EPdV las memorias selladas que cada año envía Reciclados a la Conselleria –890 páginas de resumen anual, un documento público que también es enviado al ayuntamiento de Villena– donde aparecen tipificados todos los vertidos autorizados en la planta según las toneladas depositadas, el productor de las mismas y el transportista que las lleva hasta allí. Del mismo modo, nos relata Bernabeu, Reciclados analiza las entradas para valorar todos los parámetros de los residuos que reciben y descartar la presencia de contaminantes. Reciclados cuenta además con las certificaciones ISO 14001 e ISO 9001, de Medio Ambiente y Calidad, “muy estrictas a nivel europeo, y muy pocas empresas pueden presumir de superar controles tan estrictos”.

“No recibimos residuos urbanos”
Al contrario de lo afirmado por Úbeda, y según José Antonio Bernabeu, en Reciclados “no se reciben residuos sólidos urbanos (RSU)”. En todo caso, señala, recibimos “Rechazos de proceso”, unos residuos legales, controlados y para los que tenemos un código específico, que ya han sido manipulados previamente en otras instalaciones y “cuyo contenido orgánico, que es lo que genera olores, es del 4 ó 5%, puesto que en un 95% son plásticos". Además, prosigue Bernabeu, “somos pioneros en el enterramiento de los residuos nada más descargar, así que aunque haya residuos orgánicos no van a generar olores”.

Con todo, explica, lo más gracioso es que Fernando Úbeda conoce esto porque no sólo es conocida esta situación por la Generalitat, “sino por el ayuntamiento de Villena, al que desde marzo de 2005 le pagamos 0,60 céntimos por cada metro cúbico de Rechazos de Proceso enterrados en nuestra planta, unos 90.000 euros al año, es decir, que siendo concejal de Hacienda, Úbeda habrá visto las memorias y el dinero por este concepto durante al menos tres ejercicios”.

“No hemos contaminado ningún acuífero”
Esta acusación de Fernando Úbeda, lanzada el 19 de enero, es “especialmente grave” para Reciclados. Al respecto, Reciclados del Mediterráneo enarbola un estudio del Instituto Tecnológico de la Universidad de Castellón donde se asegura que “las capas de inclinación del subsuelo están invertidas, es decir, caen desde el lugar donde está el acuífero hacia nuestra planta”. Además, señala Bernabéu, el peligro de filtración de vertidos en nuestras celdas está controlado por piezómetros, hay capas naturales intermedias de arcillas, y artificiales de lámina plástica en superficie… “Si hiciéramos algo mal y se escapase una gota, tardaría 99 años en llegar a las proximidades del acuífero”.

“Inversión, empleo, patrocinios…”
Úbeda también acusó a Reciclados de “comprar voluntades” con sus patrocinios, a lo que Bernabeu, que ya no es socio de la empresa, responde que “vendió sus participaciones con la condición de mantener en Villena la sede de la empresa y su domicilio social, para que pague impuestos en Villena, invierta en nuestra ciudad –más de 14 millones de euros– y cree aquí empleo –45 trabajos directos y más de 50 indirectos–. Me duele, soy de aquí, aquí ha nacido esta empresa y desde el principio hemos ayudado en lo que hemos podido: a Apadis, a ONG´s, al ayuntamiento, al Teatro… Nos agrada hacerlo, y mientras podamos, lo haremos”, señala Bernabéu, que recuerda que Reciclados cuenta con una Declaración de Interés Comunitario y, en consecuencia, aporta “compensaciones” al ayuntamiento, que se pueden cifrar en unos 160.000 euros anuales si se incluye la planta solar existente dentro de las instalaciones de Reciclados.

Por último, y preguntado por la acusación de haber comprado y cerrado una empresa, Bernabeu es tajante: “si esto es así, debe existir un documento público; que Úbeda vaya al Registro Civil o al de la Propiedad y pida una nota simple. Aunque no hay nada que encontrar: nuestra única compra fue Eco Actrins y ya hace muchos años de eso”.

Reciclados no huele…, es Vaersa
Cuando se presenta un conflicto de intereses entre dos partes, la misión de un periodista es relatar ambas versiones y que cada cual saque sus propias conclusiones, y más en un caso como éste, en el que probablemente terminarán hablando los jueces.

Así pues, sólo podemos añadir que, al igual que Fernando Úbeda y la Plataforma que representa nos convocan a todos sus actos y nos mantienen puntualmente informados, José Antonio Bernabeu se mostró muy interesado en recibir a EPdV y nos dedicó más de 5 horas de su tiempo, no rehusando ninguna pregunta y enseñándonos personalmente hasta el último rincón de la planta de Reciclados del Mediterráneo. Durante nuestra visita pudimos oler de primera mano el “aroma” típico de Reciclados: el metano expulsado por una enorme chimenea de 8 metros ubicada sobre el antiguo vertedero de Villena, clausurado en 2003 y donde sí hay enterrados RSU.

Pero ese olor no es el que inunda Villena todas las mañanas. Ese “aroma” tan característico no lo encontramos durante nuestra visita a Reciclados… excepto cuando, en uno de los extremos de su perímetro, nos situamos a escasos 10 metros de la planta de Vaersa, donde el olor que emanaba era nauseabundo, el mismo que olemos a diario en nuestra ciudad, pero concentrado y con mucha mayor intensidad.

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