Cartas al Director

Ese gintónic lo copago yo

Los monos deben estar más contentos que unas Pascuas al pensar que provenimos de ellos; pues, en vista de lo que ocurre, parece ser (y es) que se quieren cargar todo el sistema sanitario en este nuestro imperio donde no se ponía el sol. Estoy refiriéndome a que no contentos con pretender acabar con ciertos Derechos Constitucionales (Educación, Cultura y demás), también insinúan de forma dolosa hacerlo con el derecho a la Sanidad Pública. Así como suena y no es invento, oye.
Dice el artículo 43.1 de la susodicha Constitución de este país que todos tenemos derecho a la Sanidad, acentuando en su punto segundo que las instituciones deben velar que el punto primero se cumpla. Pues bien mirado no es así. Oye tú otra vez, primo.

Digo esto porque si se te ocurre la simpar idea de acercarte –como a mí me ha pasado– a una farmacia y te faltan unos céntimos, la farmacéutica, muy amablemente (amabilidad que envidiaría hasta Clint Eastwood), te “informa” de que como no hay no busques, la ley es de tal manera. Y es que está visto que o tienes o te pudres solicitando tu medicación en la puerta del establecimiento. Una forma más de acabar con la puñetera crisis: Muerto uno/a, una pensión menos. Ver para creer en todos los santos. No me troncho por si me da algo y...

Sin informarnos de a dónde va el parné de esos copagos, pagados ya por la SS (Seguridad Social), estamos pasando por aros interpuestos que a los únicos que benefician vete tú a saber a quiénes son (aunque se tiene una ligera sospecha, vamos que no).

Y como no quiero extenderme más en la materia, éste que lo es se va a pedirle a quién sea una aspirina, que valen muy caras. Lo dicho, con un ajo y un mortero se te quita el dolor del cuerpo entero. Hasta más ver, pues. ¡Au!

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