Cartas al Director

Esto no es Holanda

Quién sabe si con el tiempo acabarán quitando los aparcamientos de bicicletas y reciclando sus tubos metálicos en cosas que verdaderamente sean útiles aquí

Me hablan de este objeto de la foto que lleva algunos días en la calle sin nadie que lo quiera, ni perro que le ladre. Y a mí, que me producen compasión las cosas sin valor, las personas que tiemblan en la puerta de Hacienda y, sobre todo, lo que es trending topic e ignora su futuro de ceniza, enseguida me da por pensarle circunstancias vitales.

La primera elucubración me conduce hasta un mago principiante que aún no ha conseguido hacer completo el truco de las cosas invisibles. La segunda teoría consiste en poner alma al ser inanimado y pensar que la rueda, que está triste y azul, protesta encadenada a la espera del cuerpo que alegre su existencia. El tercer postulado adivina a un ciclista, recientemente abstemio, castigando a su rueda delantera, depravada y noctámbula, que acostumbra a llevarlo a esos bares oscuros que siempre cierran tarde y en la puerta hay clientes con cigarrillos raros.

Pero enseguida caigo en que los hechos mágicos vienen a suceder en países normales. Esas historias pasan en lugares con gente que se baña los días que tienen mucho frío… Dinamarca, Noruega, el Polo Norte… Esas partes del mundo en las que el personal es educado, desde la tierna infancia, en la veneración de las cosas comunes o privadas, y lo último que piensa es llevarse a su casa algo que no sea suyo.

Esto no es Alaska. Así que uno detiene la máquina de las fabulaciones, mete a su cabeza en el fango de la cordura y acaba razonando que alguien ha “levantado” de allí una bicicleta y pronto le pondrá una rueda delantera que también será ajena. Quizás por eso en los, aproximadamente, cuarenta espacios que existen para aparcar bicicletas, solo hay dos ocupados; uno con una bici publicitaria y el otro con la rueda que protagoniza el drama.

Desconocemos si en Islandia, Finlandia o Canadá hay agentes que recogen las ruedas solitarias, los automóviles huérfanos… todos los cachivaches que acaban sin hogar como inútil basura. Tampoco sabemos si hay trabajadores sociales que se dedican a buscarles familias de acogida para evitar que mueran por una larga estancia callejera y que tantos recuerdos que viajan con ellos terminen convirtiéndose en olvidos.

Esto no es Holanda. Quién sabe si con el tiempo acabarán quitando los aparcamientos de bicicletas y reciclando sus retorcidos tubos metálicos para convertirlos en enrejados de ventanas, palos de golf o patas de aluminio resistentes de sillas de terraza… cosas que verdaderamente sean útiles aquí. Esto es España.

Por: García Pavón

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3 comentarios

  1. Creo que los amigos de lo ajeno en cuanto estén instaladas de manera camuflada las cámaras que están pendientes de instalación, si es que no las han instalado ya y nadie se ha enterado, se pensarán dos veces lo de coger lo que no es suyo, porque cuando los acompañen en un coche policial desde su casa a la comisaria y les pregunten si se han llevado algo que no es suyo por equivocación, que puede pasar, y digan que no y les muestren las imágenes, no creo que haya abogado en este mundo que los saque del atolladero, ni siquiera Saul Goodman. Así es que aviso a navegantes de los «ajeno», ¡yo de vosotros me pensaba dos veces lo de tomar «prestado» algo que no es vuestro! ¡No sabéis si una cámara os está vigilando!

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