Evolución
Abandonad toda esperanza, salmo 424º
Que en una época tan mala para ver cine de calidad como suele ser el verano nos encontremos en la cartelera con títulos que, con sus más y sus menos, apelan a la inteligencia y la capacidad de reflexión sin renunciar por ello a su condición de blockbusters supone una brizna de esperanza para la evolución del ser humano en tanto que espectador. Precisamente de eso mismo, de la evolución, tratan tres de esas películas que, a priori, pueden verse sin necesidad de mantener el encefalograma plano... y que deberían ir a ver antes de que llegue el temible Michael Bay dirigiendo (la cuarta entrega de Transformers) y produciendo (la nueva película de las Tortugas Ninja en imagen real) y las destierre arrasando con todo en los cines.
La primera en llegar hace ya un par de meses, pero que todavía sigue en cartel, fue X-Men: Días del futuro pasado, o el regreso de Bryan Singer a la franquicia de los mutantes de Marvel Comics. Si fue Sam Raimi con sus tres Spider-Man quien convirtió al cine de superhéroes en un género revientataquillas y Christopher Nolan quien con sus tres Batman se encargó de convertirlo en un producto adulto apto para quienes no comulgaban con el material de base, fue Singer el que puso una pica en Flandes con aquellas dos primeras entregas de X-Men que todavía hoy, más de una década después de su estreno, siguen siendo de los mejores exponentes del género. Ahora, con la complicidad de Matthew Vaughn -que ofreció con X-Men: Primera generación una espléndida precuela- y basándose en un breve relato de los cómics de los 80 escrito por Chris Claremont -el tipo al que la franquicia le debe prácticamente todo- y dibujado por John Byrne, Singer hace confluir ambas líneas temporales con un Lobezno / Hugh Jackman estelar convertido en un Marty McFly mutante al que secundan viejos conocidos de la saga y nuevos fichajes; entre ellos, destacar a la siempre eficiente Jennifer Lawrence y a las versiones más jóvenes del profesor Xavier y Magneto, unos James McAvoy y Michael Fassbender que se me antojan lo mejor de la función... efectos especiales aparte. Y es que, como decía al principio, proponer una reflexión acerca de hacia dónde evoluciona la humanidad no está reñido con el entretenimiento que proporcionan los efectos especiales, tan elaborados y espectaculares como cabía esperar.
Si a pesar de su juventud, Bryan Singer es ya un realizador más bien curtido, en el caso contrario se encuentra Wally Pfister, director de fotografía habitual de, precisamente, Christopher Nolan, que debuta ahora como realizador con otro film que propone un paso más allá de la condición humana actual: Transcendence. La película ha sido criticada por su supuesta frialdad, y algo de eso hay, si tenemos en cuenta que Pfister se fija un tanto en el director de Origen, aquí productor del film junto a su esposa; y este bebe a su vez de Stanley Kubrick, al que sin duda pretende parecerse lo quiera reconocer o no. Por otro lado estos apuntes de frialdad son algo inevitable si el protagonista, al que encarna un Johnny Depp eficiente pero con el piloto automático puesto, es un científico moribundo que en cierta forma sobrevive más allá de su muerte convertido en una inteligencia artificial conectada a Internet. Sin ser ninguna maravilla, el film demuestra que todavía hay hueco en la cartelera estival para la ciencia ficción que haga meditar al espectador acerca de su propia experiencia.
Finalmente, y sin abandonar esta temática, no podemos dejar de destacar el estreno de El amanecer del Planeta de los Simios, cuyo director, Matt Reeves, ha demostrado ser capaz de ofrecer una filmografía casi siempre adscrita al fantástico y casi siempre de indudable interés gracias a, o a pesar de, contar con un eficiente cóctel de monster movie y found footage (Monstruoso), un estupendo remake de un film sueco todavía más estupendo (Déjame entrar) y la secuela de la precuela del remake del clásico que inició toda una saga cinematográfica (¿se han perdido? No me extraña), que es la cinta que nos ocupa: un espectáculo veraniego en toda regla a la vez que reflexión antropológica acerca de la raza humana a partir de la confrontación entre esta y los simios, de los que aquella proviene... y hacia la que supuestamente podría dirigirse cerrando el círculo de la evolución. Por cierto: como excepción que espero se mantenga con otros estrenos futuros, el film se proyectó en los multicines de enfrente de mi casa en versión original subtitulada; y en el pase al que acudí, pese a ser la segunda semana de exhibición, de noche y víspera de día laborable, conté entre treinta y cuarenta personas en la sala (hasta me encontré con un villenero por allí, con eso se lo digo todo); personas que prefirieron verla así y no en versión doblada, aunque "tuvieran que leer". Visto esto, todavía albergo algunas esperanzas de cara a la evolución, si no del ser humano en general, sí al menos del espectador español en particular... Aunque también podría ser que fuesen todos extranjeros de vacaciones, con la excepción del villenero y yo.
X-Men: Días del futuro pasado, Transcendence y El amanecer del Planeta de los Simios se proyectan en cines de toda España.