Excepcional y Fantástica Villena
Es obligado comenzar, debido a la noticia recibida esta semana, con la felicitación a Paco Flor, director del Teatro Chapí, por su nombramiento como directivo de la Red Nacional de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de Titularidad Publica. Su presencia en la Red supone entre otras cosas destacar nuestro teatro y nuestra ciudad ante la nación.
Por otro lado, un año y más y sin hacer demasiado ruido hasta llegado su turno, llega junto a la Navidad la edición de la Semana de cine fantástico, de terror y de culto. Esta séptima edición, sin menoscabar las anteriores, se caracteriza por una programación excepcional en cuanto a las películas y directores seleccionados. Aún pisando el terreno a mi compañero Fran J. Ortiz, quien sin duda podría hablarles con mayor rigor sobre la programación, voy a aventurarme a resaltar alguna de las propuestas personalmente más llamativas salvando la evidente calidad de los grandes directores presentes.
Me interesa, pese a las duras críticas recibidas y pese a su paso con más pena que gloria por las taquillas, el film La fuente de la vida de Darren Aronofsky, ya que quienes dejamos pasar la oportunidad de buscar el título en aquellas salas de proyección, tenemos la suerte de recibir este regalo donde continuar el camino que el autor comenzó con Pi, fe en el caos y Réquiem por un sueño. Imprescindible me parece también el extraño trabajo que David Cronenberg expone en Crash. La aventura que ofrece realizar una pequeña reflexión tras la proyección puede resultar realmente jugosa si además de tratar temas como la muerte, el hastío, el morbo o el auto castigo, nos adentramos en líneas artísticas como el Body Art o el feísmo.
Por último, y a modo consultivo casi, nos encontramos con una obra que pertenece tanto por méritos propios como por la célebre participación de sus seguidores, a la historia del cine: The Rocky Horror Picture Show. Si bien la referencia ya no sólo a la obra sino a la asistencia a su proyección o puesta en escena, la encontramos presente en muchos de los productos que nos llegan de Estados unidos (en Los Simpson, por ejemplo), en España no ha calado la costumbre de asistir al evento con disfraces terroríficos tal que noche de Halloween. Y si creemos que la participación en el film consiste solamente en una cuestión de vestuario, quedaríamos sorprendidos sin duda al comprobar que sea en el teatro o en una sala de proyección, los fans del show repiten los diálogos, silban a los malos, aplauden a los buenos, tiran arroz cuando los personajes se casan e increpan con frases a personajes. Toda una aventura que por el momento no se ha propuesto para la proyección en nuestra ciudad, una aventura que espera la llamada de la organización o de algún grupo de fans.