Exhibicionistas
Abandonad toda esperanza, salmo 143º
El auge del género autobiográfico en el cómic contemporáneo es un fenómeno innegable, y la Semana Negra de Gijón decidió que había que dejar constancia de esta realidad a través del encuentro con algunos autores que han hecho de sus propias vidas el principal caldo de cultivo de su creatividad.
Este es el caso de Rachel Deville, una joven autora francesa que en Lobas describe la particular relación que siendo niña mantuvo con su hermana gemela, desde el mismo alumbramiento hasta su separación como adultas. A la hora de retratar el problema de aquellos que son gemelos y la necesidad implícita de definirse a uno mismo por contraposición al otro, la ilustradora ha optado por plasmarlo en unas páginas cargadas de poesía, tan hermosas como aterradoras, y que hacen de esta novela gráfica la metáfora más perfecta y bella sobre la dualidad.
También de Francia llegó Fabrice Neaud, que lleva más de una década convirtiendo sus peripecias vitales en unos diarios en viñetas que planea prolongar a lo largo de toda su vida. Así pues su Diario, marcado como él mismo ha señalado por su condición homosexual y donde se centra sobre todo en sus relaciones sentimentales, es un verdadero work in progress sin fecha de entrega fijada que habrá que seguir con atención. En sentido estricto, se trata de la obra de toda una vida.
Pero si la Semana Negra de este año proporcionó un descubrimiento que justificara por sí solo el viaje (y no hablamos solo de cómics; añadan también libros, películas, el pulpo, la sidra y todo lo que ustedes quieran), este es el de Phoebe Gloeckner. Si el citado Neaud retrata sin pudor alguno sus momentos más íntimos, qué decir de esta autora que se ha ganado los elogios del mismísimo Robert Crumb: apenas escondida tras varios alter ego ficcionales que son uno solo a la vez que ella misma, la autora retrata en las historias breves de Vida de una niña, con una sinceridad tan conmovedora como atroz -Algo ha cambiado dentro de mí. Ya no siento la necesidad de esconderme, ha llegado a decir-, su infancia desestructurada, los abusos sexuales de su padrastro, la promiscuidad y los escarceos con las drogas y la prostitución en los años de la movida hippy. El resultado es un inolvidable descenso a los infiernos cuya huella puede adivinarse todavía en la mirada de una autora que cercana la cincuentena todavía conserva la belleza que fue muchas veces el germen de su perdición.
Ahora bien: para los gourmets más entendidos la figura clave de este encuentro fue Spain Rodríguez, un nombre a tener en cuenta en el panorama del comix underground norteamericano... y al que la escasez de miras del lector patrio (¿o mejor hablamos de editores?) mantiene, al margen de algunos relatos breves, totalmente inédito en nuestro país. Quizá su reciente visita sea un acicate para enmendar el error, o si no mal vamos.
La XXI Semana Negra de Gijón se celebró del 11 al 20 de julio; Lobas está editado por Sins Entido; Diario y Vida de una niña están editados por La Cúpula.