Facebook ya no es lo que fue
A la hora de escribir estas líneas Facebook está en entredicho. Hemos sabido, aunque era un secreto a voces, que la red sabe más de nosotros de lo que pensamos. Tanto es así que ha sido capaz de influir en la decisión de voto de muchos estadounidenses.
El creador de la red, Marck Zuckerberg, ha salido a entonar un mea culpa que ha sonado muy poco convincente. Y es que está claro, Facebook es gratis porque el negocio eres tú, tus intereses, datos, gustos y demás.
Dar a un simple Me Gusta, un gesto que hacemos muchas veces, quizás demasiadas, sirve para que la red sepa de ti más que incluso tu compañero de escuadra. Cuantos más Me Gusta hagas, más precisa será la información que la red recibe de ti. De hecho es algo que podemos comprobar fácilmente. ¿O no te fijas que tras clicar en las fotos de las vacaciones de tu vecina te aparecen anuncios de ofertas de hoteles?
Pensándolo fríamente es algo que da cierto miedo. Tú que te habías creado un perfil en la red para cotillear un rato, comunicarte con tu prima que vive en Alcobendas y ver cómo está su niño de crecido o rescatar antiguos amigos que cuando ibas a los Salesianos. Lo triste es que tras todo este entramado de Me Gusta, Me enoja, o de ver un vídeo de un chino comiendo galletas a dos carrillos, existe una red extensa de interconexiones que va a ofrecerte lo que ellos piensan que te interesa.
Y es que a título personal, Facebook me está dejando de gustar, o al menos es algo que me cansa bastante. La que fue la red social madre de todas se ha convertido en algo que últimamente no me motiva. Cuando no me encuentro a un antiguo compañero de trabajo vendiéndote las bondades de su líder político, me encuentro a mi tía compartiendo las milagrosas propiedades de tomar agua en ayunas, que debe de ser sanísimo. O a alguien advirtiéndome de lo importante que es escribir Amén debajo de la foto de un niño recibiendo quimioterapia para que se cure, porque además de eso el bueno de Zuckerberg donará 15 sentavos por cada Me gusta.
Lo curioso de las redes es que dan voz a cualquiera y son una herramienta tan potente que se convierten en un altavoz gigante capaz de dar la vuelta a España en pocos días. Pero mientras esa voz sirva para decir que es una vergüenza que Urdangarín esté en la calle mientras al muchacho de Granada que robó 79 euros con una tarjeta esté cumpliendo 6 años de prisión, habrá algo que no funciona. Mientras esto ocurra, mientras no se contrasten las noticias, se comparta todo lo que se vomita en la red, te creas en posesión de una verdad absoluta sin importar cómo lo digas, mientras esto pase, Zuckerberg y compañía se estarán frotando las manos.