Abandonad toda esperanza

Factor X

Abandonad toda esperanza, salmo 276º
Hace unos días un buen amigo me decía, al hilo de X-Men: Primera generación, que nos ha tocado vivir una época maravillosa. Y este amigo mío lo mismo ejerce de profesor de Filosofía que de contrabandista de tejidos orientales por los Mares del Sur; esto es, que de lo que es vivir sabe un rato. Por supuesto, hablaba de los que somos fanáticos de los tebeos Marvel, que de un tiempo a esta parte tenemos en la cartelera una nueva adaptación cada mes y medio: hace nada fue Thor, en breve podremos ver Capitán América, y ahora hemos disfrutado de un vistazo al origen de los mutantes liderados por Charles Xavier. Por cierto, si quieren acudir como concursantes a Atrapa un millón, aunque solo sea por ver de cerca las cejas de Carlos Sobera, quédense con esto: Spiderman, Hulk y Capitán América, Marvel; Superman, Batman y Wonder Woman, DC. Me lo agradecerán... si les toca la pregunta pertinente, claro, porque siempre pueden elegir "Deportes" o "Banderas del mundo".

Volviendo al film en cuestión: vaya por delante que es un blockbuster, aunque juraría que mucho más barato que otros de reciente factura protagonizados por superhéroes, robots que se transforman en utilitarios y piratas con más maquillaje que Cher. Dicho esto, la personalidad que puede imprimirle el director, un Matthew Vaughn que se está haciendo un nombre en esto de adaptar cómics (la estupenda Kick-Ass) o relatos ilustrados (la digna Stardust), es por supuesto limitada. No obstante, el británico saca buen provecho a un guión que relaciona la aparición de los mutantes con los orígenes de lo que será la Guerra Fría, con el bloqueo de los Estados Unidos a Cuba y la inminencia de una hipotética III Guerra Mundial. Así, la cinta, entretenida y emocionante, recuerda muy mucho a las primeras películas de James Bond (las de Sean Connery, vaya) y a Los vengadores (los de John Steed y Emma Peel, no los de Marvel), y está repleta de espías, soldados, submarinos y prostitutas. Como Dios manda. Un último apunte para los que gustan de hacer patria: por ahí se deja ver como uno de los villanos el español Álex González, que por lo que dicen fue contratado por su estupenda dicción anglófona... para luego no pronunciar ni una palabra. Están locos estos yanquis.

Aunque si hablamos de hacer las Américas, mejor refernirnos al realizador Jaume Collet-Serra, que lo tiene todo para ser odiado por compatriotas envidiosos de su éxito: es joven, es catalán, habla inglés y ha liderado la taquilla norteamericana con su última película, Sin identidad. Anteriormente había demostrado tener bastante mano derecha para el cine de terror dirigiendo a Paris Hilton en La casa de cera y a la niña Isabelle Fuhrman (toda una revelación) en la muy estimable La huérfana; ahora demuestra tener el factor X del talento despuntando con un thriller que remite a Hitchcock y Polanski y que, sin ser nada del otro jueves, se permite jugar en la misma liga que sus congéneres del otro lado del charco y vencer por goleada a muchos de ellos... porque ya quisiera Michael Bay, que de esto de mover la cámara debería saber bastante, hacerlo como lo hace el español: atención a la escena en la que, tras el accidente que lo ha tenido en coma durante varios días, Liam Neeson se reencuentra con su esposa... a la que interpreta January Jones, que también aparece dando vida a Emma Frost en X-Men: Primera generación. Una actriz que últimamente está que se sale, como se le sale la delantera gracias a un Wonderbra que casi le da un nuevo sentido a la X del título.

X-Men: Primera generación y Sin identidad se proyectan en cines de toda España.

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