Cultura

Fagocitar

Apenas comenzado el año. Todavía con el sabor del turrón, de las toñas de San Antón. Apenas finalizado el Carnaval, con las fiestas de Pascua a la vuelta de la esquina, con la Feria del Medievo a la vista. De pronto, irrumpe en la vida villenera el anuncio del Ecuador Festero. Pero no un Medio Año Festero cualquiera. Sino que como en un impulso por hacerse fuerte frente a ese segundo plano al que Villena “relegó” a nuestras Fiestas de Moros y Cristianos el pasado Fitur, así aparece ahora el Súper Ecuador Festero. Imponente, absoluto, digno de la Celebración de un Medio Año Festero. Como si el mundo se acabará mañana y no llegáramos para disfrutar de las Fiestas de 2013. Así se presenta para propios y extraños: buscamos unificar la celebración con un acto abierto al público en general, para hacer partícipe del Ecuador a toda la ciudadanía, en palabras de la concejal de Fiestas Isabel Micó.
Y así será, desde poco después de la retirada definitiva de Ratzinger hasta poco después del Día de la Mujer. En poco más de una semana se realizarán en Villena toda una serie de actividades destinadas a todos los públicos: menores y mayores, festeros y no festeros; que ocuparán muchos de los espacios emblemáticos de nuestra ciudad: Plaza de toros, Avenida de la Constitución, Patio Festero, Santuario de la Virgen, Teatro Chapí, Plaza de Santiago… Y que incluirán conciertos, concursos (truque, parchís, gachamiga, dibujo…), rodada de banderas, desfiles, degustaciones, feria infantil, tracas, espectáculos de baile... Vamos, todo lo necesario para relanzar una festividad que ha quedado en desuso –y entiendan si quieren la ironía–. Una enorme celebración que, ya puestos, podría haber incluido algún detalle respecto al Día de la Mujer “Festera” (del mismo modo que de haberse alargado unos días más podría haber incluido alguna actividad para el Día del Padre “Festero”). Un despliegue digno de un centenario que sin embargo vamos a poder “disfrutar” porque sí. Aunque en realidad no sabe uno si con ánimo recaudatorio o con desinterés monetario a favor de una promoción innecesaria, en cuyo caso mi perplejidad apuntaría hacia los recortes sufridos las pasadas fiestas respecto a iluminación, fuegos de artificio, adornos, etc.

Visto lo visto, a las evidencias me remito, no sé si nuestras Fiestas de Moros y Cristianos serán mejores o peores que las del resto de ciudades –como pueden imaginar no me he molestado en averiguarlo–. Pero de lo que estoy prácticamente convencido es que las nuestras son una de las más insaciables, de las más omnipresentes en la vida de su ciudad. Tan ávidas de actividad, de presencia, de querencias, que no sé…

Mientras llega será mejor comprar las entradas para ver el viernes a María Luisa Torres en el Chapí, o para participar el sábado en las I Jornadas Culturales del Centro Social la Era (cruzando las vías por la Calle Trinidad hacia los Altos de la Condomina).

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