Formación
Trasnochadas ciertas costumbres de ayer, otras resultan añoranza ante ciertas circunstancias presentes
Hubo un tiempo, nosotros lo vivimos de refilón, en el que un solo libro valía para todo un curso y asignaturas. La Enciclopedia Álvarez, en sus distintos grados, destacó sobre otras.
En nuestro caso, además de algunos ejemplares de las Álvarez, conservamos una de Ángel Pérez Rodrigo, inspector de Enseñanza Primaria, Enciclopedia para Segundo Curso de Periodo Elemental, editada y reeditada por ECIR. Nuestro ejemplar es de 1963, si bien el pertinente NIHIL OBSTAT del censor y el IMPRIMATUR del obispo están datados en julio de 1952. Ojeándolo y hojeándolo, en el índice constan las siguientes materias: Lengua Española, Matemáticas, Conocimientos Sociales, Ciencias de la Naturaleza, Higiene y finalmente Formación Familiar y social. Valga entretenernos en esta última, compuesta por doce lecciones distribuidas en tres trimestres.
La primera lección precisa qué ha de hacer un niño bien educado al levantarse: evitar la pereza, asearse, rezar y saludar a los familiares. Esto último a no ser que éstos se encuentren descansando "de las fatigas y trabajos del día anterior". La segunda lección versa sobre cómo comportarse en la Escuela, a la que se acude para educarse e instruirse "a fin de llegar a ser cada vez mejores y más útiles a nosotros mismos y a los demás". Aquí se insiste en el cariño a los maestros y compañeros, en la puntualidad, aseo y corrección. La lección tercera trata sobre la "necesidad de ser ordenados" en todo lugar. La cuarta se ocupa de la higiene y limpieza concluyendo que nos hacen atractivos; repulsivos, la suciedad y desorden.
La quinta lección habla sobre la amabilidad y simpatía, coligiendo que el ser amables nos hace simpáticos a los demás; que el trato correcto ha de ser con todos, considerados como hermanos, "pero especialmente con los enfermos, con los ancianos" y familiares. Discurre la sexta lección sobre la amistad y buenas compañías. Aquí urge el elegir entre los buenos amigos, "amables, estudiosos, respetuosos y temerosos de Dios", evitando a los poco trabajadores o poco estudiosos, a los viciosos, reñidores, irrespetuosos con los mayores, a los que son crueles con los ancianos, enfermos y necesitados. Siendo un buen amigo un tesoro, se aconseja tratarlo como hermano, perdonándole errores, ayudándole a ser mejor y sacrificándose por él.
La séptima lección, considerando la bondad y necesidad de jugar, pero evitando los juegos violentos, peligrosos y de apuestas, explica cómo alcanzar un buen espíritu deportivo: respetando las reglas, siendo nobles, no enfadándose al perder, no burlándose cuando se gana. La octava lección se titula "Cortesía en familia", insistiendo en el trato respetuoso a familiares, obedeciendo a nuestros mayores y atendiendo con cariño a los pequeños.
La lección número nueve incide sobre los "deberes y relación con los hermanos". Debiéndose amor, amabilidad y ayuda; nunca riñas ni discusiones. La décima lección trata sobre "la conducta de los niños en la mesa": aseo, orden y bendición agradecida. La lección número once, sobre "La buena educación en la calle", indica circular por la derecha, no molestar, ceder el paso a los mayores, respetar las señales y saludar a los amigos y conocidos. La última lección se ocupa de "la cortesía y respeto en el Templo", casa de Dios. Aquí, el mayor respeto y devoción. Y una particularidad que recordamos peculiar: "si vamos con otras personas, nos adelantaremos a tomar agua bendita y se la ofreceremos, antes de santiguarnos con ella".
Repasando estas lecciones, uno cierra los ojos y recuerda que algunas de estas prácticas fueron en su infancia. El recuerdo no siempre es entrañable. Pero siente cómo han ido perdiéndose. Trasnochadas ciertas costumbres de ayer, otras resultan añoranza ante ciertas circunstancias presentes.