Política

Francisco Javier Esquembre comenzará a usar corbata a partir de ahora

Un pequeño gesto puede tener un alto valor simbólico. Tras casi dos años y medio de polémica, el alcalde, Francisco Javier Esquembre, ha llevado corbata en sus dos últimas apariciones públicas. Los analistas consultados coinciden en señalar que la llegada del año preelectoral es determinante para que el alcalde haya tomado esta decisión.
Elegante a la par que sencillo, y haciendo gala de una fuerte personalidad, Esquembre ha puesto siempre su estilo y valores personales por encima de convencionalismos y de las críticas lanzadas desde los sectores más conservadores. Ni siquiera en su acto de nombramiento como alcalde usó corbata, un complemento burgués impropio de una personalidad llana y multicultural como la de Esquembre.

No obstante, sus últimas apariciones públicas, con corbata, han levantado todo tipo de suspicacias y división de sus opiniones. Entre sus más allegados, compañeros y votantes, cunde el disgusto, señalando que es “una prueba evidente de que padece el ‘Síndrome de la Poltrona’ y, al estar siempre rodeado de empresarios, banqueros y políticos, se está contagiando de sus formas y dejando de lado sus propias señas de identidad”. Por el contrario, quienes siempre le han criticado no acaban de creerse este importante paso: “Algo está buscando a cambio, seguro”, sugieren las fuentes consultadas.

Campaña de imagen
Tras consultar con analistas políticos y el amplio grupo de asesores que rodean al alcalde, estamos en disposición de afirmar que detrás de este simple gesto existe toda una campaña de imagen que tiene por objetivo “normalizar” la imagen del alcalde y conseguir que cale mejor, sobre todo, entre el electorado de centro / centro – derecha. “El próximo año es determinante con vistas a las elecciones de 2015, y todos los movimientos del alcalde irán encaminados a empatizar con los diferentes estratos sociales, tribus urbanas y lobbies de presión que conforman la sociedad villenense”.

Así las cosas, no debemos extrañarnos si durante los próximos meses vemos a Esquembre vestido de motero, con cresta en el Aupa Lumbreiras, con teja y mantilla en la Procesión de María Santísima de la Esperanza, saliendo a hacer footing en chándal, a caballo en la romería rociera o pintado de negro en una escuadra especial de Fiestas. “Servidumbres de la política”, concluye resignado uno de los asesores de imagen del alcalde.

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