Cartas al Director

Fumar o no fumar…

Días atrás me produjo gran impresión la declaración de cierto diputado, sobre el proyecto de ley que acababa de aprobarse, se trata de la ley que intentará hacer más justa la convivencia entre fumadores y no fumadores, o sea, la norma que regula la prohibición de fumar en el trabajo, así como en ciertos lugares públicos.
Me sorprendió que fuese el señor Labordeta, quien a mi modesto entender es persona mesurada, culta, abierta, comprensiva… y no me viene a la cabeza cualquier otra expresión que pudiese ilustrarnos sobre el carácter de este señor. De otros ya estamos acostumbrados a soportar todo tipo de exabruptos. El señor Labordeta decía que la ley había sido presentada y aprobada por quienes no fuman; y esto lo dice, (sin que entremos en analizar la posible veracidad del hecho,) quien ejerce el derecho de representar y defender propuestas que, en muchos casos, no serán compartidas quizás ni por el 0´10 % del hemiciclo, y sabiendo de la representatividad y justicia de lo que en nuestro parlamento nacional se aprueba o gestiona. A mí, que no soy persona de leyes y que me dejo llevar por quienes a estos menesteres se dedican, me llamó la atención que alguien que a ello sí se dedica se desacredite de esta zafia manera.

¿No sería absurdo decir que quien no mata no puede legislar sobre el crimen, que quien no roba no puede legislar sobre delitos fiscales, que quien no agrede no puede tratar sobre violencia? Y en su caso, quien mata, roba o agrede, sí estaría capacitado para asumir las tareas de legislar sobre aquello que domina.

Señor Labordeta, se da cuenta de la gravísima situación en que nos sitúa. Se ha puesto a pensar que como representante de una formación regionalista, y siempre desde la hipótesis en que usted nos pone, nunca podría analizar, ni comprender cualquier problema que no se circunscribiese a su estricta localización. Es más, ¿qué puede usted saber de los problemas de quienes no fumamos? ¿Se ha puesto a pensar que las leyes se hacen siempre partiendo de la necesidad de convivencia de al menos dos personas, que posiblemente no piensan ni sienten igual, pero están obligadas a entenderse? Nadie le va a quitar su derecho a llenar sus pulmones de humo, solo se va a intentar que su humo no llene nuestros pulmones y este derecho está por encima del otro. No tema tampoco si algún día sus pulmones no le funcionan debido al buen cuidado que usted les dedica, porque sin duda ésos que usted critica están trabajando en ello.

Descanse y fume; pero no con quien –con todo su derecho, en su puesto de trabajo o en la puerta de cualquier colegio de España, o en algún lugar público que tanto ha sido impregnado de la maldita nicotina–, a partir del 1 de enero del 2006, le gustaría respirar simplemente oxigeno.

Fdo: Alfonso Ayelo Soler

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