Gachamiguero Global World
Producto del campo y del agricultor de Villena. Así decía la presentación de este vino el 18 de junio de 1975, y seguía: Este caldo encierra la honradez de su calidad y el entrañable nombre que lo hará popular, un nombre típico y netamente villenero también, vino gachamiguero».
La leyenda comenzó hace más de cuarenta años. Gachamiguero nació con el objetivo de ir reduciendo la venta de graneles, destino que tenían los vinos de la bodega de Villena en sus inicios.
Cuando este vino fue creado, el tinto representaba una parte importante de la cultura de esta tierra. Coincidió con los años de mayor producción de uva de nuestro país, pero es que en aquel entonces, un español podía consumir 100 botellas de vino al año, cuando en 2015 consumía de 20 a 23 botellas, es decir, unos 17 litros, algo más en la Comunidad Valenciana, incremento debido seguramente al factor turismo.
Al caso, en fiestas de Villena de 1976, un festero podía beberse tranquilamente de 5 a 10 botellas de Gachamiguero, cuando hoy el vino ha sido sustituido por los combinados, la cerveza u otras sustancias y su consumo ha quedado relegado a comidas de postín o a ser mezclado con gaseosa en los almuerzos; éste último es un destino ilustre pero a la vez, castrante del vino tinto. Todo ello hace que se consuma vino cinco veces por debajo que cuando nació la marca Gachamiguero hace ya cuatro décadas. Siguiendo con los números, hoy en día y del 4 al 9, no llegamos a una botella de vino por festero.
Nada es igual. Ni siquiera las gachamigas. En aquel entonces eran fáciles los vinos de 15 a 16 grados. De pasta gruesa y contundentes, oscuros, muy alcohólicos. Gachamiguero es ahora un vino fácil de beber, joven, de 13,5º, como las gachamigas que actuales, con bastante menos grasa, más saludables.
Además la botella ha renovado su imagen este año. En marzo de 2016 se llevó a cabo un concurso de diseño que resultó ser global debido a la eficacia en la propagación de las redes sociales, y en el que hubo más de 50 participantes con otras tantas propuestas. Resultó ganadora, tras larga deliberación, la propuesta de una diseñadora venezolana afincada en Berlín, que supo captar la esencia de este vino de monastrell, tan ligado a la tierra. Demostrando con la comprensión del significado de Gachamiguero que el vino es un lenguaje universal, y es una buena parte de nuestra cultura como ciudad. Representa el paisaje y también al paisanaje, vaya desde aquí una mención a la comparsa de Labradores que tan bien representa a los agricultores.
Hoy en día hay multitud de opciones de tomar una botella de vino de Villena, hay una decena de bodegas y unas cuarenta marcas en el mercado, nuestros vinos son reconocidos a nivel internacional y contamos con bodegas de prestigio. Empieza a vivirse cierto renacimiento del sector y buena muestra de ello es que el primer vino embotellado de nuestra historia como ciudad de vinos, el Gachamiguero de Bodega Las Virtudes, está mejor y más vivo que nunca, sigue siendo popular (ya que vale cerca de 2 euros por litro) y vuelve a ser el centro de las gachamigas y de las reuniones en las casas de campo. Porque nada es igual que hace cuarenta años, pero hay cosas que vuelven con fuerza y que seguramente nunca deberían haberse ido.