¡God save the idiots!
Pa mear y no echar gota, así quedé al enterarme del pedazo morro que le echó una turista británica de ochenta y un años para que sus vacaciones veraniegas en Benidorm le saliesen por el careto. Freda Jackson, así se llama la súbdita de la Queen inglesa.
Argumentó Milady que se le debía reembolsar el importe de su estancia porque en el hotel, increíblemente, había muchos españoles, y además eran muy groseros con ella. Todo esto lo dice alguien que pertenece al mismo país que los hooligans, esos personajes cuya educación y prestancia allende van es un ejemplo para los demás.
Parece ser que su touroperador, el pavo que le consiguió y supervisó el viajecito de marras, consiguió que se le devolviese un tanto cercano a la mitad de lo pagado. Pero aduciendo que dicho pago era por no sé cuál error de la empresa contratada para la turné. ¡Ya! Y claro, como tonto que soy, voy y me lo creo.
De un modo u otro la cuestión queda en que España esta llena de españoles, todos somos cantidad de groseros, circunstancia que en dados casos no es extrañar, aparte de ser unos cortarrollos por no irnos de vacaciones a otros sitios, lo cual viene a dar a entender que no tenemos que veranear en nuestro país. ¡Póngase la dentadura postiza y diga usted que yes, señora!
Quedándonos con la moraleja, si es que la hay y la encontramos, podemos concluir que se puede viajar por el morro en derredor del mundo. Que te vas a China, pues te quejas de que hay chinos a mogollón y todos te miran fijándose mucho y eso te pone los nervios a flor de piel. ¡Hale, dinero de nuevo pa la saca! Vas a Siberia, pues allí te jode que haga una barbaridad de frío que pela al más pintao y los sabañones se te están poniendo peor, y así, echándole morramen al asunto, te pegas un garbeo por el mundo por la puñetera cara. Fíjate tú si el invento es minino.
Solamente espero que si le da por dejarse caer por nuestro Imperio Villenense durante las Fiestas Patronales a algún guiri, de esos que calzan sandalias con los calcetines más horrendos que había en la tienda, luego no recurra a la socorrida excusa de que no son de su agrado porque en los desfiles salen muchos villeneros y eso sí qué no.
Y como tengo prohibido por parte de mi bolsillo viajar, éste que siempre lo será se va a garbear por la sombra, que por el sol los bombones se deshacen. Lo dicho, si alguien tiene alguna duda sobre qué es un grosero que se lo pregunte a los Sex Pistols. Hasta más ver, pues. ¡Au!