Gracias, a ambos lados
En estos días muchos españoles recuerdan que hace 77 años el pueblo español se echó a las calles para proclamar la República. Fue el resultado de unas elecciones democráticas y, como consecuencia del triunfo republicano, el rey Alfonso XIII abandona España y parte hacia el exilio. El día 9 de diciembre de 1931, las Cortes Constituyentes aprueban la Constitución de la República española. La etapa republicana ya ha entrado en las páginas de la Historia.
El 18 de julio de 1936, un golpe de estado militar, conservador y eclesiástico, intentó derribar la República y ésta se resistió durante tres años en una sangrienta guerra fratricida. Tampoco es necesario remarcar aquello que la Historia ha posicionado en su lugar. La victoria de los militares agrupando a la derecha más conservadora y a la variante del fascismo ya imperante en Europa. Ante la aplastante imposición durante cuarenta años de las tesis de un falso Estado de derecho, la memoria se está imponiendo poco a poco en forma de ley de aquellos que sufrieron la discriminación, la persecución y el crimen por ambos bandos.
Así las cosas, la actual Constitución Española, la Corona y la legalidad vigente no son continuidad de la dictadura. Lejos de heredar el franquismo la situación actual, los treinta años de democracia se alimentan de los valores republicanos de la Constitución de la República de 1931. Valores republicanos avalados por la institución monárquica, y que fueron para unos secuestrados y para otros recuperado el orden y la paz. Está normalidad democrática restaurada debería impulsar al Estado y al mismo rey de España a señalar oficialmente ese 14 de abril como fecha a conmemorar un hito en la Historia de España.
Existe una descomunal desproporción entre las 40 celebraciones del 18 de julio como día de Alzamiento Nacional y la nula contemplación del 14 de abril como día de un hecho importante como fue para la historia la llegada de la República. Mientras los españoles no sepamos discernir entre estos dos hechos igualmente históricos, creo que no alcanzaremos la madurez que han alcanzado, por ejemplo, los alemanes. Es el propio Rey de España, haciéndose eco de su propio Gobierno, quién debería alejarse de posturas recalcitrantes de antaño. Sin perjuicios y sin complejos, es el Jefe del Estado de una República cuyo presidente es un monarca, más aún, una institución monárquica. La Corona. El rey.
Para muchos colegas y amigos, hemos llegado a la conclusión que hoy por hoy tenemos esa república que nuestros abuelos, padres, hermanos deseaban y soñaron en 1931 para todos nosotros y, que por ella dieron sus vidas los de un bando y otro. Hoy debemos hacer un esfuerzo por agradecerles esta paz y libertad que disfrutamos hoy, los hijos, los nietos.....
Fdo. Luis Soria Navarro