No hay que ponerle puertas al arte, dicen algunos, pero a los que deberían ponerles puertas en un recinto cerrado para no poder salir es a los vándalos que han realizado algo parecido a graffitis en Peña Rubia.
La zona donde los escaladores practican ha sido asaltada por unos elementos que no conocen el respeto a los demás. A pesar de que la concejala de Calidad Medioambiental, Mari Paz Poveda, se rompa las cuerdas vocales pidiendo respeto a jardines, mobiliario urbano y árboles, además de a todos los enseres que componen el entramado urbano de nuestra ciudad, hay quien se dedica a pasar de todo y ensuciar lo que encuentra a su paso.
Si las pintadas de la Casa de Cultura son un atentado contra la convivencia ciudadana, al igual que romper los bancos del Vial Ecológico, ahora la montaña ha estado en el punto de mira de estos indeseables que disfrutan con este tipo de marranadas. Incluso los conocidos graffiteros de nuestra ciudad se han mostrado en contra de estos guarros que, con sus actos, les salpican a ellos, desprestigiando este tipo de arte urbano del que, alguno de ellos, son verdaderos maestros. Solamente poner como ejemplo el concurso de graffitis que organiza la Junta Central de Fiestas durante el Ecuador Festero.
La noticia es corta pero impactante, al igual que la que comunicamos hace escasas semanas sobre el derribo de la estatua existente en el jardín de la Plaza Mª Auxiliadora, y el problema queda en el aire. Se imagina quiénes han sido, porque les vieron merodear ese mismo día por allí, pero hacerles pagar la limpieza
¿sería suficiente? Algunos de los montañistas que utilizan esta zona de escalada estaban preocupados porque en caso de picar la roca pintada, se podrían soltar las anillas ya clavadas y ocasionar algún tipo de accidente durante las escaladas.
