¿Habrá un mañana?
A Putin no le tiembla la mano a la hora de destruir edificios de viviendas, hospitales, maternidades, colegios…
Miente quien diga que Vladimir Putin -rebautizado ‘Putler’- no es curioso. A diario se pega dos buenos baños: el 1º al levantarse en previsión de que no le canten los alerones, y el 2º -de un mes a esta parte- con la sangre del pueblo ucraniano. Y así queda: manchado de rojo sanguinolento desde la calva hasta las uñas mejilloneras de los dedos gordos de sus pies.
Sangre proveniente, aparte de soldados de ambos bandos, de bombardear al pueblo llano. Al gachó no le tiembla la mano a la hora de destruir edificios de viviendas, hospitales, maternidades, colegios, etc., etc. Asesinando a ancianos, niños, bebés y, ya es el colmo, embarazadas incluso. Claro ejemplo de la psicopatía de este nota que, por cierto, se está quedando más solo que el que se perdió en el desierto.
Con megalomanía hitleriana y escusándose en celebrar el 8º aniversario de la “expropiación” de Crimea, llena un estadio para darse un baño de masas. Gente que probablemente -bastantes- no estuviese por voluntad propia en el lugar, pues Putin practica una férrea censura contra aquel que no comulgue con él. Deteniendo, ya van más de 15.000, al detractor de su gestión en Ucrania y, pongo la mano en el fuego, hasta puede que torturando.
En su alocución a los allí congregados aseguró que su “operación militar” en el país vecino va cojonudamente. Y elude cualquier alusión al término ‘guerra’ porque -absurdo total- con el protocolo bélico en la mano no se la ha declarado ‘oficialmente’, en ningún momento, a esta masacrada nación. Eso sí, el camino de rosas que creía que iba a encontrar en su invasión le está resultando demasiado espinoso debido a una inesperada y encomiable defensa numantina.
Muchas bocas aseguran que no es una guerra de Rusia, sino “La guerra de Putin”, y hasta sus colegones chinos le han pedido -como peras al olmo- moderación. Ya que, la verdad sea dicha, el dictador ruso se ha pasado 100 pueblos y va camino de pasarse 100 más, y… hasta que encuentre la horma de su zapato, pues el alto mandatario del otrora país de la hoz y el martillo esta cencerril desde su periplo por la KGB.
Junto con su ministro de Exteriores, Serguei Lavrov -ese con cara de dolor de estómago crónico-, está mintiendo como un bellaco a sus compatriotas y al mismo ejército, mandando a reclutas veinteañeros como carne de cañón sin especificar la misión a cumplimentar. Y ahí los tienes, parando balas con el cuerpo en pro de un mísero autócrata egocentrista.
Creo que si la soldadesca rusa tuviese verdadera constancia de la barbaridad que se está haciendo en Ucrania -especialmente con sus ciudadanos-, se lo pensarían antes de seguir con el aniquilamiento; si es que aún les queda algo de humanos. Y, como sucedió sin éxito con Hitler, rebelarse contra el por ahora su amo.
Como remate, un país fundador de la UE ha propuesto drásticamente eliminar físicamente a Putin, o sea, darle matarile. Según se mira, podría ser eficaz o, por contra, ser el remedio peor que la enfermedad. Asimismo, sería harto difícil, pues a este dictador aún le queda, pese a dimisiones varias, pelotilleros que le guardan, cual capas, sus anchas espaldas.
Y como no hay que fiarse ni del propio padre, este que lo es se va bailando y bebiendo como un cosaco. Lo dicho; Putin, además de cinturón negro en Judo, también es experto en “Jodo”. Hasta más poder ver. ¡Au!
Por: Tony Piojo