Cultura

Hasta donde llega el dinero

Lo peor de la época de las cabañuelas es llegar a ella después de las vacaciones. Puede que al acostarte todavía resuenen en tus oídos el sonido de las olas al arañar la arena, y que tu piel todavía vibre con el golpe de los últimos rayos de sol. Y que al despertar se encuentren, queridas personas, con un cielo cubierto de nubes y un viento frío recorriendo las calles.
Lo peor es acostarte en verano y levantarte en otoño, que suena como dejar atrás la luz y la alegría. Lo peor es que después del desayuno queda el asunto de las maletas y la lavadora, las tareas que planificaste para los días que quedan hasta el regreso al trabajo y el regreso al trabajo. Un panorama envuelto en llovizna y nubes oscuras.

Además este año nos pilló por sorpresa la actuación de Raúl Micó en la fiesta de MQR, entre otras porque ya teníamos previsto asistir a la Fiesta del Sombrero. Por fortuna la noche nos salió redonda: además de escuchar en directo algunos temas de Ingresó Cadáver, vimos aparecer a Raúl con sus músicos por Cosa Fina y tuvieron la generosidad de aportar su arte a la fiesta. Todo un lujo que pone el listón muy alto de cara a la próxima edición de la Fiesta del Sombrero.

Pero no todo iba a salir bien: de vuelta al hogar, tras la rotonda del polígono, el cruce de Pinoso, el semáforo de Caudete, el cruce de la Condomina y las vías (ese terrible medio kilómetro, digamos), me encuentro con una llamada que me anuncia que la Banda Jachís “se ha caído del cartel” previsto para la actuación de finales de agosto en la calle cortada frente al Teatro Chapí. El aviso me cae como un jarro de agua fría. Sabía que el grupo Fuckop Family había tenido alguna dificultad relacionada con su participación en el evento, pero hasta donde yo conocía no existía ningún problema –ni siquiera el económico– en la negociación entre nuestro ayuntamiento y la Banda. Así que con el contacto de una de las partes parece que lo que estaba bien en julio no lo está en agosto y que el asunto se resuelve con un “donde dije digo, digo Diego”.

Donde antes había presupuesto ahora no lo hay, donde antes había intención de contar con la banda de rock villenera más destacada en el panorama nacional ahora no la hay, donde se iba a cubrir una deuda ética tanto con la Banda como con la ciudad –promocionando a una y dando a conocer lo que se crea en Villena a la otra– ahora hay silencio y oscuridad. Un nuevo vacío al final del que uno no sabe si acusar a la concejalía de Juventud, a la de Cultura, a la de Turismo, la de Fomento, o a la de Hay Cosas Que En Realidad No Nos Importan Demasiado. Porque si hace algo más de un mes había dinero e interés y ahora no lo hay, ¿tendremos que empezar a preocuparnos por la salud de las inversiones culturales de Villena, o sólo por la descoordinación de nuestro ayuntamiento en la materia?

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