Hasta siempre, Bettie Page
Abandonad toda esperanza, salmo 160º
Hace apenas una semana se nos fue Bettie Page, y lo hizo de la misma forma discreta en la que había vivido desde que hace medio siglo se retirara de la vida pública. Una discreción que no fue precisamente el rasgo más característico de su meteórica carrera, pasando de ser una niña que sufrió el acoso de su progenitor y que después fue criada en un orfanato de Nashville a convertirse en la más célebre modelo erótica del New York de los años 50.
La fama le llegó de la mano de la fotógrafa Bunny Yeager y de su desnudo íntegro (con la salvedad de un gorrito de Santa Claus cubriendo parte de su negra cabellera) mientras adornaba un árbol de Navidad. Convertida en Miss Enero 1955 y guiñando el ojo a la cámara acabó felicitando aquellas entrañables fechas a los atrevidos lectores de Playboy.
Todas estas peripecias, así como sus problemas con el Senado, que la arrastró en una caza de brujas junto con la pornografía y la delincuencia juvenil, su retirada y su posterior aferramiento a la fe cristiana, se vieron recogidas en The Notorious Bettie Page, una cinta biográfica dirigida por Mary Harron y protagonizada por una espléndida Gretchen Mol que da el pego como la voluptuosa e imbatible reina de las pin ups. Una película, por cierto, que tres años después de su estreno internacional permanece inédita en España. Qué le vamos a hacer: el culto a la figura de Bettie, que incluye numerosos libros y webs dedicados a su legado, así como cómics, carteles, barajas de naipes y demás merchandising, no ha llegado por igual a todos los rincones del universo conocido.
Uno de sus más rendidos admiradores fue el malogrado artista Dave Stevens, ilustrador especializado en pin ups que en su conocido cómic The Rocketeer convirtió a esta precursora del bondage en la inspiración principal de la novia del protagonista, y que en la versión cinematográfica de los años 90 adquiriría las sinuosas curvas de carne y hueso de Jennifer Connelly.
Y como Stevens, fue Jim Silke, otra autoridad en esto de la ilustración erótica, quien convirtió a la propia Bettie Page, sin más inspiraciones ni imposturas, en la heroína de papel de varios cómics, así como en la protagonista de una serie de retratos de los que algunos han sido recogidos ahora en un portafolio de lujo para deleite de sus seguidores (me refiero a los de la modelo, no a los del artista, aunque también).
Como señalé antes, Bettie Page parecía haber desaparecido de la faz de la Tierra: como si de una Greta Garbo de la sumisión softcore se tratase, consiguió mantener alejados a los fotógrafos que acudían a ella en busca de instantáneas reveladoras de una decadencia inapelable. La pizpireta Bettie sabía que solo así conseguiría mantener fijada en el recuerdo una imagen intocable de belleza juvenil imperecedera, esa misma que ha cautivado a miles de fans que la recordarán siempre parapetada detrás de una deslumbrante sonrisa. Hasta siempre, Bettie Page.
Bettie Page falleció el pasado 11 de diciembre de 2008 a la edad de 85 años. Bettie Page Portfolio está editado por Norma Editorial.