Hidrofobia
Abandonad toda esperanza, salmo 192º
Les voy a confesar una cosa: padezco de hidrofobia. No es que le tenga miedo al agua que cabe en un vaso (aunque las malas lenguas intenten convencerles de que solo bebo cerveza), pero más allá de la que cabe en una bañera me intimida bastante. Y no se trata de una fobia galopante: si fuese así en mi último acercamiento al océano no podría haber cogido el ferry que lleva de Manhattan a Long Island... pero créanme que pasé mi buena media hora dudando acerca de si iba a valer la pena el mal rato.
Todo esto viene a cuento de que en estos días de agosto, cuando el más común de los mortales lucha contra la canícula sumergiéndose en el mar o dándose un chapuzón en la piscina, un servidor se conforma con hacerse con una buena remesa de tebeos y con embarcarse desde la comodidad del sofá y el gustito que da el aire acondicionado.
El primero de estos navíos es un bergantín de quinientas toneladas donde viaja un individuo de pata de palo que responde al nombre de Long John Silver. Efectivamente, el pirata que creara Robert Louis Stevenson en La isla del tesoro regresa de la mano de Xavier Dorison y Mathieu Lauffray: el primero continúa allí donde lo dejó su creador sin desmerecer el trabajo de este en un relato tanto de aventuras marítimas como de intrigas económicas, donde la palabra pirata parece un tabú como mafioso lo fue en la redacción del guión de El Padrino; el segundo logra un trabajo de gran belleza plástica que transmite a la perfección la violencia del mar embravecido.
Otra figura de la literatura juvenil, más popular todavía que Stevenson, es Jules Verne, que Jorge García y Pedro Gutiérrez han resucitado de la manera más original: narrando su infancia en clave de relato de aventuras imaginarias. El lector conocerá a un Jules de nueve años fascinado por Robinson Crusoe que se embarca en el pequeño velero Lady Rowena en compañía de su hermano mayor y su prima decidido a vivir aventuras sin fin. El resultado de un arduo trabajo de investigación y dos talentos prometedores es un tebeo apto para todos los públicos que bien harían comprando los colegios y las bibliotecas municipales.
Finalmente quiero destacar una edición pequeña (también en sentido literal, y sería una pena que pasara desapercibida en las estanterías) pero deliciosa: la de Pobre marinero de Sammy Harkham, que adapta el cuento "En el mar" de Guy de Maupassant. Estos días he leído también el relato original, y aunque es un texto estupendo me quedo, y no es por epatar al personal, con la adaptación: este relato gráfico de un leñador que abandona a su esposa por embarcarse junto a su hermano a la caza y captura de ballenas hace gala tanto de una crudeza sobrecogedora como de un lirismo arrebatador.
Y sí, los tebeos últimamente están muy caros, pero a estos vale la pena echarles un vistazo. Además, todavía sale más caro un crucero a no ser que les toque en un programa de televisión presentado por Ramón García... al que, como al agua, también le tengo fobia, esta me temo que irreversible.
Long John Silver, Las aventuras imaginarias del joven Verne y Pobre marinero están editados por Norma, Glénat y Apa Apa respectivamente.