Abandonad toda esperanza

Hijos encantados y madres coraje

Abandonad toda esperanza, salmo 281º
Un sábado de hace mil años, unos amigos nos encontrábamos debatiendo sobre qué hacer después de cenar en un centro comercial. Finalmente los más osados cogieron carretera y manta para ver en directo a Urge Overkill, que por mucho que les pese serán recordados por ser los de la canción de Pulp Fiction que baila Uma Thurman mientras Travolta habla consigo mismo en el baño. Los más comodones optamos por ver en el cine de aquel mismo centro una peliculita más o menos independiente que había resultado ser un éxito sorpresa en USA. La peliculita se titulaba Saw.

Quién podría haber adivinado entonces que aquel artilugio nada brillante pero muy efectivo iba a dar el pistoletazo de salida no ya a una saga que por el momento y después de siete entregas sigue triunfando a pesar de lo repetitivo de la fórmula, sino a toda una corriente de imitadores -cuando no plagiadores descarados- y a un subgénero en sí mismo: el torture porn. Imagino que hasta los que no tengan ni repajolera idea de inglés se harán una idea aproximada del asunto. Y les juro que he visto una escena de ese corte en Amar en tiempos revueltos. En fin, a lo que iba: los más beneficiados del pelotazo fueron James Wan y Leigh Whannell, director y guionista-actor que se embolsaron los royalties correspondientes e iniciaron una fructífera colaboración en el género del terror; dejando a un lado el thriller Sentencia de muerte, donde el primero adaptó una novela sin contar con su compañero, ambos han colaborado en dos cintas más: Silencio desde el mal e Insidious, esta última de reciente estreno en nuestro país, y que amenaza con convertirse en un fenómeno parecido al del film que les dio la fama. Y eso que no inventa nada nuevo; de hecho parece hacer ostentación de todas las referencias, la de Poltergeist sobre todo, que sablea a conciencia, contándonos por enésima vez un relato (aparentemente) de casas encantadas donde la (supuesta) novedad radica en que la casa no está encantada, sino que el encantado es el niño de los propietarios de dicha casa no encantada. Pues nada, los que han quedado encantados de verdad han sido los espectadores, que han acudido en masa a verla... por no hablar de la productora; allí sí que deben de estar encantadísimos con lo bien que ha funcionado este film que consigue lo que debería lograr toda película de terror que se precie: dar miedo. Aunque sea como un proceso de catarsis que nos libera de la tensión cuando las luces de la sala se encienden y recordamos que si las casas encantadas no existen, los niños encantados todavía menos, y que si un chaval hace cosas raras no es porque esté encantado, sino porque tiene muy mala baba o es un cansino.

Peor suerte que Wan ha corrido Darren Lynn Bousman, su sustituto al frente de la franquicia dirigiendo las partes 2.ª, 3.ª y 4.ª... aunque quizá con lo que cobró entonces ya podría retirarse. Sus trabajos más personales no han llegado aquí, y me parece comprensible si hablamos de Repo! The Genetic Opera, un musical extrañísimo que quería ser un nuevo Rocky Horror Picture Show con Paris Hilton de presencia estelar. Pero sigo sin comprender por qué no hemos podido ver un film tan interesante como Mother’s Day, remake superior al original y capaz de estremecer a cualquiera con su relato de unos treintañeros secuestrados por violentos paletos de nuevo cuño, liderados por una madre coraje a la que da vida una Rebecca De Mornay que sigue dando mucho repelús veinte años después de La mano que mece la cuna. Quizás es porque este horror es demasiado real, y nos quedamos sin la oportunidad de respirar hondo cuando se encienden las luces.

Insidious se proyecta en cines de toda España.

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