Abandonad toda esperanza

Historia de los heterodoxos españoles

Abandonad toda esperanza, salmo 272º
Si Menéndez y Pelayo levantara la cabeza... Intentaré explicarme con una historia: érase una vez dos individuos que se conocieron en un taller literario. Ambos querían escribir, no se sabía muy bien qué, y el profesor encaminó sus pasos hacia la redacción de relatos policíacos. Fruto de aquel taller surgió una antología en la que ambos incluyeron sus respectivos cuentos. La amistad acabó generando confianza, y como donde hay confianza da asco el profesor confesó a uno de los autores que el del otro le parecía un relato magistral. El primero, que como Iznogud quería ser califa en lugar del califa, intentó sonsacarle a su maestro alguna opinión benévola sobre el suyo... y lo único que consiguió fue: "Tu relato es el heterodoxo de la antología". Años después, el responsable del heterodoxo sigue dándole vueltas a aquel juicio, mientras que el autor del relato magistral ya ha publicado tres novelas. El nombre de este último es Claudio Cerdán, que después de darse a conocer como autor de un par de títulos de fantasía heroica que gustan hasta a los detractores del género como yo, se descuelga ahora con El país de los ciegos, su primera novela negra con todas las de la ley (si se me disculpa el oxímoron). El autor del relato heterodoxo soy un servidor de ustedes, y me honra contar al califa, perdón, a Cerdán, entre mis amigos.

La envidia me habría corroído de no ser porque mi heterodoxia me ha llevado, como podrán leer en otra parte de este mismo EPDV, a dirigir junto a Mariano Sánchez Soler (que es el profesor de la historia verídica que acabo de contarles) Mayo Negro, las jornadas sobre el género de la Universidad de Alicante. Y dada mi condición no es de extrañar que para esta edición hayamos optado por invitar a autores que han hecho de la heterodoxia uno de los rasgos fundamentales de su obra... empezando por el propio Cerdán y siguiendo por José Luis Muñoz, que aunque ha flirteado con otros géneros como la novela erótica -ganó en su día el premio La Sonrisa Vertical-, ha hecho del policíaco su predilecto. Precisamente entre su amplísima producción reciente (agárrense los bajos: media docena de libros en poco más de dos años) destaca Tu corazón, Idoia, una novela negra comme il faut que refleja el modus operandi de un comando de ETA cuando todavía se pagaba con pesetas. Muñoz da voz a los terroristas, y sin caer en el retrato maniqueo de buenos y malos traza unos perfiles psicológicos que, sin justificar lo injustificable, no demonizan a un colectivo que ya se demoniza él solo a golpe de tiro en la nuca.

Y si hablamos de heterodoxia, cómo no convocar a Juan Ramón Biedma, cuyas primeras novelas lo llevaron a ser emparentado con Valle-Inclán y Neil Gaiman... Menudas dos referencias, no dirán. El sevillano acaba de publicar Antirresurrección, que lleva al paroxismo lo de que el género negro destapa todo aquello que huele a podrido en nuestra sociedad. Y es que, no contento con haber convertido a su ciudad natal en una de las más peligrosas del universo (literario), ahora la somete a una plaga de zombis en mitad de la cual un policía y una detective perseguirán a lo que parece ser un asesino en serie que ha hecho de las iglesias su escena del crimen favorita. Si se acercan por Mayo Negro quizá descubran, entre otras cosas, el porqué de esa fijación del autor con matar curas en sus historias. Malditos heterodoxos.

El país de los ciegos, Tu corazón, Idoia y Antirresurrección están editados por Ilarión, Corona Borealis y Dolmen respectivamente.

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