Historia

Historia del vino en Villena

En Villena, a lo largo de la historia, han habitado diferentes civilizaciones que en mayor o menor medida dejaron su huella, y todas ellas tenían un protagonista en común: el vino. Durante la Edad Media, grandes personajes históricos pisaron esta ciudad y sin duda nos atrevemos a decir que en algún momento de su estancia saciaron su sed con un buen vaso de vino. Curiosamente las primeras noticias en la Edad Media del vino de Alicante llegan de manos de poetas árabes que cantan en sus versos las excelencias de nuestros vinos. El texto de las capitulaciones del reino de Tudmir nombra los cultivos principales de la región, en los que se incluye la vid, que aprovechaban para la elaboración de mosto y vinagre. En 1510 Fernando el Católico prohibió la distribución en Alicante de vinos procedentes de otras tierras, que Felipe II confirmaría más tarde, con el cometido de proteger el vino autóctono, ya que su fama traspasó nuestras fronteras.
Ya en el siglo XVIII, en una encuesta realizada para la instauración de la contribución única, la vid se posiciona en segundo lugar después del cultivo de los cereales, con un 7,9% de ocupación en el término de Villena, concretamente 1.088 Ha, la gran mayoría en secano, teniendo constancia de unas pequeñas viñas de regadío denominadas “Viñas del Rubial” que solo tenían derecho secundario al agua. El vino que se elaboraba se consumía en las tabernas locales. En esta época consta que parte de estos vinos ya se enviaba a las ciudades de Murcia, Madrid, Cartagena y Alicante para enviar a Francia.

Pero realmente la vid en la localidad de Villena advierte un sorprendente crecimiento en el último tercio del siglo XVIII, siendo notorio éste a mediados del XIX, subiendo extraordinariamente a partir de 1868 como consecuencia del ataque de la filoxera en las plantaciones francesas, las cuales quedaron en su mayoría arrasadas. Desde ese año Villena empezó a experimentar la época dorada de la exportación del vino, llegando a su mejor momento en la década 1882-1892. Las personas dedicadas a la agricultura en la localidad apostaron por este atrayente e incitante cultivo que enriquecía rápidamente a las familias, para lo que ayudó mucho la disponibilidad de compra de tierras que introdujo el liberalismo mediante las desamortizaciones producidas en el siglo XIX. El 17 de agosto de 1890 en el periódico local “El Demócrata” se confirma el enorme empuje que cobró este negocio y todo lo que giraba en torno al negocio de la vid: “…emplearon hasta el último céntimo de sus utilidades en hacer nuevas plantaciones de viñas, reformar las antiguas, mejorar el cultivo y edificar bodegas para elaborar sus productos con mayor esmero y con arreglo a lo que la ciencia y la práctica enseñan, que ha hecho de nuestra ciudad un centro comercial de verdadera importancia, a donde además de los comerciantes del país, acuden extranjeros atraídos por la pureza y calidad de los vinos... y buena fe en los negocios que disfrutamos”.

El ferrocarril
Pero sin lugar a dudas el factor decisivo fue la ubicación de la ciudad, emplazada en un sitio clave y de vital importancia para la comunicación de los primeros ferrocarriles, a lo que también se sumó la construcción del famoso tren “El Chicharra” que unía Villena con Yecla y Alcoy, además del desarrollo de las carreteras que unían la ciudad con la capital provincial y capitales meseteñas. De igual forma cabe destacar la difícil labor del villenense Joaquín Mª López, que ocupó de forma provisional el cargo de presidente del Consejo de Ministros, apostando por afianzar el papel de Villena en territorio interior. Y así en 1836 pasó definitivamente a ser la capital comarcal de la región interior de Valencia.

Riqueza y poder
La vid llegó a ser en esta época el componente principal que otorgó poder y riqueza a la población. Algunos de bodegueros importantes del momento fueron el madrileño D. Federico Bonastre y Pedro Penalva de Alicante, y de la localidad destacaban Francisco Hernández Hurtado, Luis García Poveda (que construyó en 1864 la casa-palacio situada en la Plaza de Santa María, actual casa de la comparsa de Labradores), Miguel Férriz y, sobre todo, Cristóbal Amorós, el más recordado por todos, ya que caló hondo en la población apoyando económicamente proyectos como la construcción del Teatro Chapí y estuvo activo en la política local como alcalde de la ciudad, siendo sus vinos reconocidos como unos de los mejores del mundo, como acreditaron premios en varias exposiciones en Barcelona, Amberes, Chicago, El Cairo, Suez, París y otras muchas.

A partir de 1880 Villena se había convertido en una ciudad comercial de primer orden, pero lo cierto es que fue un error apostar mayoritariamente por el negocio de la vid. Cuando se recuperaron los viñedos franceses y empezó a haber superproducción de alcoholes, comenzó a producirse la bajada de precios del vino, y como consecuencia la crisis vitícola en la ciudad y la decadencia de un negocio que parecía tan próspero. A todas estas causas también se sumaría la aparición de la filoxera y otras enfermedades como la “piral” en nuestros campos, por lo que algunos agricultores optaron por cultivar otros productos que tenían mayor aceptación en los mercados (ajos, patatas, trigo…).

En 1915 la superficie de vid en Villena descendió notoriamente y su recuperación se quebró a causa de varios factores como la adulteración y falsificación de los vinos, los impuestos elevados que dificultaban su comercialización y no tener tratados que apoyaran a la viticultura, además de las dificultades que había para obtener créditos a largo plazo y con un interés asequible. Ante todos estos problemas se crea en 1924 la “Unión de Viticultores de Levante”, pero sorprendentemente ese año Villena no se ve afectada pues tenía un total de 34 productores que elaboraban 1.140.370 litros. Esta situación dura hasta la mitad de la década de los años veinte, cuando se agrava la situación en la localidad y se plantea la formación de la “Cooperativa Vinico-alcoholera Villenense” con 189 socios, que en su primer año de funcionamiento dio un resultado excelente, pero a partir de 1929 el sector vinícola entró en una profunda crisis. .

Presente y futuro
A pesar de este suceso Villena no dejo de tener sus empresas vinícolas, destacando la bodega Amorós, que desde 1929 a 1934 seguía produciendo alrededor de 104.000 litros. A partir de los años 50 hasta el día de hoy se volvieron crear nuevas bodegas y cooperativas, y actualmente contamos en Villena con 9 bodegas, 6 de ellas con Denominación de Origen Protegida de Alicante, las cuales están consolidando notoriamente la calidad de sus vinos.

Bibliografía:

-Evolución agraria de Villena Hasta fines del Siglo XIX (Sebastián García Martínez)
-La metamorfosis de la ciudad de Villena (Sinuhé Molina Balaguer)
-Villena: industrialización y cambio social 1780-1940 (Antonio Martínez Puche)
-La familia Amorós y su huella en Villena (Aída Rodríguez Herrero)
-Wikipedia.org

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