Cualquiera que ya haya transitado antes por el particular universo de Miguel Ángel Martín sabe muy bien que los cómics en general, y las tiras de prensa o el humor gráfico en particular, no son lecturas destinadas necesariamente a los más pequeños. Títulos como Rubber Flesh o Brian the Brain son pioneros en ese sentido, y Fallen Angels no es una excepción. Esta última es una serie de tiras cómicas publicadas en su día de forma periódica y recuperadas ahora en formato libro que nos presenta a Bunny y Pussycat, dos conejitas antropomórficas inmediatamente reconocibles como hijas de su creativo padre tanto por su apariencia gráfica como por su talante existencialista. Su actitud de superioridad y su pijismo podrán exasperar a más de uno, pero que de vez en cuando ambas dicen verdades como puños es algo que hasta el hater más acérrimo no será capaz de negar.
Es de justicia señalar que el volumen recién publicado incluye a modo de jugoso material extra el libreto de la obra de microteatro Super Pussies: adaptación de algunas de sus tiras escrita por el propio autor, fue puesta en escena por Borja Crespo, a la sazón prologuista del volumen y colaborador habitual de aquel. Es el propio Crespo quien describe a la obra original y a sus dos deslenguadas protagonistas de la siguiente forma: “Disney se emborracha. Charlie Brown se monta una orgía y los Peanuts enseñan las tetas. Snoopy se acuesta con Fritz the Cat y Mickey Mouse les observa”. En efecto, no se puede describir mejor qué es Fallen Angels (y, por extensión, buena parte de la producción de Martín) que poniendo sobre el tapete el conflicto, solo aparente, entre lo descarnado de su contenido y lo naif de su continente.
También se publicó previamente de forma dosificada las diversas entregas de Pdro y Maili, divertidísimo relato inspirado en un suceso tan nimio como marciano y que probablemente recuerden algunos de ustedes: el intercambio público de mensajes de Twitter que se produjo hace un tiempo entre la cantante estadounidense Miley Cyrus y el presidente del gobierno español Pedro Sánchez. El responsable de esta desternillante obra es Álvaro Ortiz, que recupera las constantes temáticas y visuales de la anterior (y también de origen online) El murciélago sale a por birras; pero si en aquella se inspiraba alegremente en el taciturno Batman de DC Comics, esta vez a la improbable pareja protagonista les acompañan un sosias de Lobezno -aquí, Zorrezno (sic)- y otros compañeros de los X-Men de Marvel.
La parodia, claro, está servida... pero no se ciñe exclusivamente, ni mucho menos, al ámbito de los superhéroes: aquí desempeñan un rol fundamental políticos como Isabel Díaz Ayuso, José Luis Martínez-Almeida o Pablo Iglesias, y tampoco se libran de su particular dosis de vitriolo Bill Gates (uno de los villanos de la función) y otros personajes públicos de igual calado: no se pierdan, por ejemplo, las fugaces pullas dirigidas a Miguel Bosé o a Arturo Pérez-Reverte, esta última brillante. Todos estos personajes se ven embarcados en una demencial historia plagada de acción, persecuciones, equívocos, sorpresas, una pandemia mundial e incluso viajes en el tiempo... Y, sí, también sexo y violencia para dar y tomar, pero siempre desde la óptica de la desmitificación y el cachondeo más edificantes.
Y para terminar con este menú de tiras cómicas para adultos, les recomiendo igualmente Grandes mentiras de las series de televisión. Con este volumen, José Fonollosa hace por la pequeña pantalla lo que ya hiciese por la grande en el anterior Tomas falsas: darle la vuelta a un gran número de títulos por todos conocidos para mostrarlos desde otra perspectiva distinta a la habitual, pero siempre con el humor como estandarte. De clásicos de la cultura popular como Lassie, La familia Monster o Star Trek a otras producciones más recientes como Breaking Bad, American Horror Story o Cómo conocí a vuestra madre, pasando por un gran número de títulos clave de los años ochenta como Se ha escrito un crimen, Alf, V o El Equipo A. Como se ve, y pese a que la lectura se hace corta, el abanico de homenajes y parodias es más que considerable.
Por lo tanto, los controvertidos desenlaces de Perdidos y Juego de tronos, las argucias de los guionistas de House, el hermetismo de Twin Peaks o el recurso a la nostalgia de Stranger Things son solo algunas de las muchas excusas que Fonollosa utiliza para reírse con (y de) la ficción televisiva de las últimas décadas. Y lo muy ocurrente de algunas viñetas y el reconocible estilo caricaturesco del dibujo consiguen que hasta le perdonemos el lapsus sitcom de confundir Seinfeld con Frasier. De hecho, ya la cubierta (doble) del volumen, con al menos diecisiete referencias más o menos claras, es todo un festival para el aficionado. Un aficionado que tampoco debería dejar pasar los otros dos títulos que les recomiendo hoy.
Fallen Angels, Pdro y Maili y Grandes mentiras de las series de televisión están editados por Nuevo Nueve, ¡Caramba! (Astiberri) y Planeta Cómic respectivamente.