Opinión

Igual da

Se acerca el Día de la Mujer que, como los días especiales en el Corte Inglés, dura una semana, y aunque parezca extraño no voy a hablar del sexo femenino sino del género opuesto, el hombre. Estos días en los que se da un protagonismo especial a la mujer, el hombre pasa a un segundo plano y es entonces cuando se ponen en evidencia las carencias que tienen algunos hombres sin una mujer detrás de él todo el tiempo, y es que detrás de un hombre torpe, que no sabe ni donde está el azúcar, siempre hay una mujer recogiendo lo que se deja por medio y limpiando todo lo que ensucia.
Durante esta semana es cuando la mujer sale de casa el día menos esperado y en el momento menos esperado, bien porque hay una película especial para el día de la mujer y que además es gratis, o bien porque hay una conferencia sobre los derechos de la mujer, por lo que cuando el marido vuelve de casa se tiene que preparar la cena y a pesar de que su esposa se lo ha dispuesto todo para que se la prepare causando el menor destrozo posible, cuando termina el cine o la conferencia y vuelve a casa se encuentra la cocina como un almacén de pintura tomado por los niños autores del cuadro que se colgó clandestinamente en Arco, la Feria de Arte Contemporáneo. Es entonces cuando la mujer se arrepiente de haber salido, y viendo la hora que es y lo que tiene que madrugar mañana concluye que no es el momento de perder el tiempo pidiéndole explicaciones a su marido, que mientras tanto duerme en el sofá, ni obligarle a que lo recoja todo ya que tampoco va a servir de mucho, por lo que al final acaba recogiéndolo ella, de aquí se extrae el dicho, “más vale hacer las cosas, que esperar a que las haga tu marido”.

Pero no voy a detenerme en el asunto del reparto de las tareas, voy a centrarme en la dependencia que se crea este tipo de hombre con su mujer, por suerte no todos los hombres son iguales, aunque sí muy parecidos, y si no que se lo digan a Afrodita, que después de casarse con Hefesto tuvo relaciones amorosas con varios hombres y dioses, Ares, Hermes, Poseidón… En caso de divorcio o separación, este tipo de hombre del que hablamos acaba viviendo con su madre, que viene a sustituir a la esposa y que en verdad tiene la mayor parte de la culpa de que su hijo no sepa ni poner a calentar en el microondas un plato pre-cocinado. Esa dependencia que hace que los hombres se postren ante el armario y no sepan por sí solos que ropa ponerse o tal vez ni siquiera les importe, aquello que hace que sean capaces de preparar una paella con los amigotes pero no sepan, y lo peor de todo no tengan interés en saber, cómo se prepara una sopa de fideos. Y es que se ha dado el caso de individuos que teniendo el caldo por un lado y los fideos por otro han calentado el caldo y luego lo han echado en el plato poniendo los fideos y esperando a que se deshicieran como si fueran cereales.

Y es que la clave está en el equilibrio, a uno se le puede dar mejor una cosa que otra, o incluso encargarse de unas tareas habitualmente, pero no se puede ser totalmente inútil en casi todo. Nunca diré que todo esto sea fácil de solucionar, todo lo contrario, cuanto más arraigado está el hábito o, dicho de otra forma, mayores sean la personas, más cuesta de cambiarlo, pero sí se puede hacer un esfuerzo para que futuras generaciones se eduquen en la igualdad, crezcan en igualdad y vivan en igualdad dejando a un lado la diferencia de género para repartir, en general, las responsabilidades de un hogar, y para mientras tanto, siempre existirá la posibilidad de usar una frase que es difícil de pronunciar y mucho más de cumplir: “Que lo aguante su madre”.

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