Ilustrados
Abandonad toda esperanza, salmo 561º
Con el desajuste de las vacaciones de Semana Santa se me fue el santo al cielo -no dirán que no está bien traído- y se me pasó recomendarles un par de referencias de cara al Día del Libro. Pero como soy de los que piensan que hay que regalar (y autorregalarse) libros siempre que se pueda, no voy a dejar pasar la oportunidad de hacerles saber cuál habría sido mi elección para una jornada tan señalada: si solo se pudiese optar por uno mi voto habría sido para la edición más reciente, y primera ilustrada para la ocasión, de Poeta en Nueva York, uno de los libros más importantes de Federico García Lorca y, por extensión, uno de los poemarios más importantes del siglo XX, en lengua castellana o en cualquier otra; no digamos ya de la Generación del 27, de aportación tan brillante a la historia de nuestras letras. Poeta en Nueva York está considerada como un título clave en la trayectoria del granadino, que ampliaba sus horizontes (no solo geográficos) alejándose un tanto de la vertiente localista del Romancero gitano que tanto repudiaron sus amigos Luis Buñuel y Salvador Dalí, y que suponía así "una inmersión en la modernidad que no admitía ya reproches desde la trinchera de lo novedoso", en acertada definición de Luis Alberto de Cuenca.
Como ya he señalado, esta es la primera edición ilustrada ex profeso por un artista contemporáneo. Existía alguna con dibujos del propio Federico, que nunca le hizo ascos a la expresión visual; pero la versión que nos ocupa nos permite disfrutar del arte de Fernando Vicente, uno de los ilustradores más prestigiosos de nuestro país, y de quien ya les comenté en su día su trabajo con Drácula y Alicia a través del espejo. En esta ocasión, el dibujante madrileño se acerca a los versos del libro original y convierte las imágenes lorquianas en auténtica poesía visual de naturaleza vanguardista con un resultado fascinante. Por si esto fuera poco, el libro -que cuenta con el subtítulo Nueve meses en Manhattan (1929-1930) para subrayar su especificidad respecto de versiones previas- incluye dos introducciones a cargo del citado Luis Alberto de Cuenca y los editores María Robledano y Jesús Egido, así como una selección de la correspondencia de Lorca incluida según el momento en que fue redactada, haciéndola coincidir con los distintos poemas del libro. El resultado de esta amalgama es una joya que no puede faltar en toda biblioteca que se precie de serlo.
Con todo, si hablamos de libros ilustrados es obligatorio referirnos a una de las editoriales que más está haciendo por publicar obras de estas características. Me refiero a Libros del Zorro Rojo, que está recuperando títulos que ya son clásicos contemporáneos de la literatura ilustrada al mismo tiempo que edita obras recientes en el tiempo pero llamadas a perdurar. Entre las últimas joyas rescatadas, me permitiré destacar Acostarse con la reina y otras delicias, que aúna los talentos del escritor francés Roland Topor y el ilustrador holandés Pat Andrea. Se trata, eso sí, de una colaboración post mortem, pues el autor de El quimérico inquilino, tan inimitable como sus dos compañeros fundadores del Grupo Pánico (Alejandro Jodorowsky y Fernando Arrabal, vaya par), nos dejó en 1997 con tan solo cincuenta y nueve años de edad. Así, Andrea se ha tomado el ofrecimiento de ilustrar este libro de cuentos -algunos brevísimos- de Topor, publicado tres décadas antes del fallecimiento del autor, como una oportunidad de colaborar con este más allá de los límites de la existencia terrenal. El resultado es tan revulsivo y provocador como cabría esperar de la unión de estos dos genios de culto.
Por cierto: en el catálogo de Libros del Zorro Rojo pueden encontrar otras obras de Pat Andrea, como la versión ilustrada del díptico de Alicia de Lewis Carroll o el volumen La puñalada / El tango de la vuelta según dos relatos de Julio Cortázar. Y quizá algún día les cuente como me hice con uno de los 240 ejemplares que se imprimieron de la primera edición de este libro, apenas unos días antes de la muerte del autor de Rayuela (el mío es el 168, numerado y firmado por Pat Andrea). Pero esa es una historia que tendrá que esperar a otra ocasión; quizás a otro Día del Libro.
Poeta en Nueva York. Nueve meses en Manhattan (1929-1930) y Acostarse con la reina y otras delicias están editados por Reino de Cordelia y Libros del Zorro Rojo respectivamente.