Hoy, 28 de julio de 2006, hace 365 días con sus horas, minutos y segundos que la provincia de Alicante recibía en la sede de un partido y por medio de un responsable político sin competencias en el tema la noticia hídrica más dura de los último tiempos. La forma en que se nos comunicó a los usuarios esta noticia ha sido todo un símbolo y tal vez el mejor resumen del proceso que se ha seguido en el cambio de toma del Júcar-Vinalopó.
Después de un año de esta decisión ningún argumento técnico, social, económico o medioambiental firme la avala. La famosa Comisión técnica nunca emitió dictamen alguno y el único informe en el que se apoya esta decisión fue emitido por un asesor en temas hidráulicos de E.R.C., pagado por el Ministerio de Medio Ambiente y del que, después de más de 11 meses (fue solicitado el 5 de agosto de 2005 en escrito oficial), seguimos sin saber cuánto costó y a cargo de qué partida presupuestaria se abonó. Sólo conocemos sus consecuencias.
Tras la cuarentena de esta noticia, el 10 de septiembre, un río de buena gente inundaba las calles de la capital alicantina reclamando un trasvase justo y digno para nuestra provincia. Nunca tantos alicantinos nos habíamos dado cita en la calle para reivindicar un tema nuestro. Un elemento de reflexión para todos.
Pocas cosas han cambiado después de un año. Bueno, algo sí ha cambiado, aunque alguien prefiera mirar hacia otro lado: los acuíferos que dan de beber a la mitad de nuestra provincia han perdido más de ciento cincuenta mil millones de litros en este período, reservas acumuladas durante millones de años. El descenso del acuífero que da de beber a Elda ha descendido 12 metros (son más de tres pisos de altura). Tal vez mientras abramos el grifo y siga saliendo agua, no habrá conciencia del problema. Si algún día no cae, quizá para entonces ya sea tarde.
Tres son las preguntas que pueden aportarnos claves para intentar entender este infeliz aniversario:
¿Qué pasa entre el 8 y el 28 de julio de 2005?
El 8 de julio todo el proyecto desde Cortes a Villena era inmaculado, todos los tramos en marcha, más de un 50% de obra ejecutada, la pólvora dispuesta para reiniciar las explosiones el 1 de agosto, tras la parada de nidificación; se iban a hermanar los pueblos de Cortes y de Villena. Todos queríamos de verdad un Júcar-Vinalopó desde Cortes y cuando las palabras salen del corazón, se notan. Cuestiones muy duras de digerir pasan en esos 20 días. Cuestiones que sólo se asumen desde la más férrea disciplina de partido. La consigna desde Madrid es contundente, o cambio de toma o nada. Cambio de toma avalado únicamente por los antitrasvasistas desde Madrid y por los valencianos que entienden que nuestra Comunidad comienza en Sagunto y termina en Gandía.
¿Por qué se ignora y ningunea a los usuarios?
Aquí ha habido y está habiendo una balanza desigual a la hora de acometer la solución del problema. La Administración tiene el doble poder: el de decidir y el económico. Los usuarios sólo hemos contado con la razón. Es sorprendente cómo durante este año la Administración no sólo ha actuado ignorando a los usuarios de Alicante sino que, aplicando técnicas dictatoriales, nos ha ignorado, apartándonos de los órganos de decisión simplemente por utilizar el derecho democrático de discrepar en la manera de solucionar los problemas. Durante todo este tiempo hemos tenido que aguantar a toda una maquinaria y a todo un aparato político cuyo objetivo ha sido dividirnos. Seguimos sin entender cómo la Mesa de Concertación solicitada desde febrero, y avalada por la Ministra de Medio Ambiente, no se ha convocado. El convencimiento que nos aportan la razón y el rigor en nuestras actuaciones al amplio grupo de Comunidades de Regantes y al reducido, pero magnífico, grupo de gestores del agua de nuestra provincia, nos ha permitido hacer frente a los continuados intentos de confundirnos y chantajearnos, de tal manera que hemos llegado al siguiente convencimiento: no sabemos si juntos llegaremos a buen puerto, pero lo que sí tenemos claro es que si se rompe nuestra unión, nunca llegaremos a ningún lado. Enhorabuena usuarios.
¿Por qué tantas prisas en adjudicar las obras sin cumplimentar las mínimas normas legales para ello?
Dando por supuesto que todas las razones serán confesables, los períodos electorales son los que marcan el calendario de todo. Sin usuarios, que tienen que comprometerse a pagar 75 millones de euros y con unos fondos europeos sin resolver (y que en el mejor de los casos no sobrepasarán los 80 millones) asistimos a una adjudicación por parte de una Sociedad Anónima que supone un compromiso de pago muy superior a su capacidad de generar el dinero comprometido. Esto, en el rigor empresarial que debe regir el buen gobierno de cualquier empresa (en el caso de una empresa pública tal vez un poco más), nos avisa de que nos encontramos ante una empresa en quiebra.
Los usuarios seguimos defendiendo que la única forma lógica de realizar el trasvase desde el Júcar al Vinalopó es con aguas de calidad que puedan ser usadas tanto para regadío como para abastecimiento, por la doble razón de sostenibilidad económica entre ambos usos y por sostenibilidad medioambiental, puesto que es la única forma de poder llevar a cabo la recuperación real de nuestros acuíferos. Cada metro cúbico que venga debe dejar de extraerse de nuestros extenuados acuíferos. Si traemos un agua de baja calidad y a alto coste, no podrá ser utilizada ni por los abastecimientos ni por los regadíos convencionales, sólo podrá ser usada para los usos agrícolas-recreativos de alto rendimiento económico que permitan una depuración previa a su uso y para la última propuesta de moda de nuestros responsables públicos: para baldear calles. Menuda tomadura de pelo.
Ante este infeliz cumpleaños sería constructivo para todos que nos quedáramos con el mensaje que un alto funcionario del Ministerio de Medio Ambiente en Madrid (no político ya se encuentran pocos) me transmitía, hace unos meses: debemos tener paciencia, porque la razón y el sentido común terminan por imponerse.
Andrés Martínez Espinosa
Presidente Junta Central de Usuarios del Vinalopó, L´Alacantí y Marina Baja
