Instrucciones para Marta
Querida Marta: permíteme que te regale mi primer consejo ante tu llegada a este incomprensible mundo dejado de la mano de la razón. Creo que deberías pedirles a tus padres, Lorena y Julián, antes que nada, el Manual de Instrucciones Reales, no el Manual de Buenas Intenciones que nos daban a los de mi generación, no sea que te dé por ir de buena por la vida y descubras, tarde como todos nosotros, que la única que va a poder sacarte las castañas del fuego vas a ser tú misma.
Aunque al principio puedas pensar lo contrario, esta vida es cualquier cosa menos justa. Acostúmbrate a ello y ve espabilando desde ya, pues salvo honrosas excepciones entre las que gustosamente me incluyo nadie se va a preocupar por ti, a no ser, claro está, que tengas mucho dinero o el suficiente poder político para decidir sobre un montón de cosas. En ese caso no tendrás nada que temer, porque hasta los jueces harán la vista gorda ante tus desmanes y corruptelas para tenerte bien contenta.
Si por una de aquellas decidieras apostar por la mala vida, no seas burra. Nada de trapichear con droga, robar coches o atracar gasolineras, ni siquiera para alimentar a los tuyos en caso de necesidad extrema, que eso está castigado por la ley y el que la hace la paga. Lo suyo es blanquear a lo bestia entre banqueros, notarios y paraísos fiscales o levantarte millones de euros, cuantos más mejor. Inflar a lo bestia el coste de obras públicas o desviar a cuentas secretas los fondos de una fundación pública sin ánimo de lucro. En tres días pagas la fianza y estás la calle, y con suerte hasta te dan un título de Catalán del año o chorrada similar.
Del mismo modo, si piensas que eso de trabajar no va contigo, te sugiero que te afilies desde bien joven a un partido político o un sindicato, y si es a las dos cosas, mejor. Di siempre que sí al líder, no rechistes, lame los culos que hagan falta y olvida tus ideas, tus valores y tu dignidad. Si me haces caso, antes de que te des cuenta serás alcaldesa, diputada, consellera o presidenta, vivirás a base de dietas y gastos de representación, te inundarán a regalos, tendrás coche oficial, ganarás una pasta y te resolverás la vida para siempre. Sólo tienes que repetir cada vez que te pongan un micro delante que tú estás ahí para trabajar por el pueblo, que la gente es idiota y se traga lo que haga falta.
Ésta, pequeña Marta, es la forma fácil de encarar la vida. Hay otras muchas, por supuesto. Pero requieren esfuerzo, sacrificio y honestidad. Estudiar cuando toque, trabajar muy duro, tragar mucha mierda y soportar a muchos inútiles. Esforzarse y sufrir, resumiendo. Pero también habrá tiempo para disfrutar, reír, compartir, sentir, jugar, amar, bromear, bailar, correr, saltar, besar, cantar y cualquier otra cosa que se te ocurra o te apetezca. Vivir tu vida, en definitiva. Como creas que debes hacerlo. Sin importarte lo que piensen los demás. Sin dejarte avasallar ni manipular por nadie. Sé siempre tú misma, Marta. Y por supuesto, sé bienvenida.