Apaga y vámonos

Instrucciones para Salva

Querido Salva: Aprovechando tu llegada a este mundo dejado de la mano de la razón, deberías pedirles a Inma y Andrés, antes que nada, el Manual de Instrucciones Para Ir Tirando, porque si ignoras sus contenidos corres el grave riesgo de ir de bueno por la vida y descubrir, tarde como todos, que el más tonto hace relojes y, como te descuides, te birla la cartera.
Recientemente, la Guardia Civil ha descubierto un alijo de 25 kilos de hachís ocultos en un camión de la Legión que iba a viajar de Melilla a Almería para participar en unas maniobras. Como suele suceder en estos casos, al contrario que cuando los “camellos” descubiertos carecen de más aval que un abogado de oficio, la intervención se ha saldado sin detenidos –al parecer el camión se conducía sólo y su control, cuidado y mantenimiento estaban a cargo del Espíritu Santo–, a la espera de que el juzgado de turno cierre el caso por falta de pruebas –al fin y al cabo sólo tienen el “cuerpo del delito”– y la prensa “seria” despida el caso tal y como lo recibió: sin pena ni gloria.

La dureza penal con que, al contrario de lo que se piensa, se castiga en España la venta de drogas a pequeña escala, se transforma sin embargo en impunidad absoluta para algunos privilegiados, que hacen y deshacen a su antojo sin que sus reprobables actos causen la menor alarma social entre quienes, disfrazados de salvadores de la patria, suelen pedir mano dura, no ya para con el tráfico, sino para el simple consumo. Por ello, ante noticias como las del camión de la Legión, que no es ni mucho menos una excepción, como se puede comprobar fácilmente Google mediante, se echa en falta la opinión de nuestros cruzados morales, siempre dispuestos a reclamar mayores penas de cárcel contra los “vendedores de muerte”, aunque su preocupación por esta lacra se difumina cuando, en casos como éste, entra en conflicto con su admiración por los defensores de la Patria, que no hacen más que ganarse un sobresueldo, que bien ganado se lo tienen.

Y gracias a Dios que los del camión son los pringados, el penúltimo eslabón de la cadena, y de algo nos enteramos, porque de los que no sabemos absolutamente nada es de los de arriba, los que de verdad mueven el cotarro y se benefician de las leyes que ellos mismos elaboran a través de sus títeres y marionetas. A ver quién es el guapo que les tose a los policías y políticos que hacen la vista gorda; a los ingenieros de la economía y la evasión que diseñan impenetrables redes financieras para blanquear la pasta del narcotráfico, la prostitución o lo que se tercie en paraísos fiscales como Gibraltar, lavadora de los ricos y poderosos; a los notarios que participan en la constitución de sociedades fantasma y en la compra y venta de inmuebles, fincas y voluntades; a los directores de oficinas bancarias que mueven el parné de acá para allá poniendo el cazo en todas las juntas, con o sin fuga, mientras fingen no enterarse de nada de lo que se cuece a su alrededor.

El mensaje, amigo Salva, no puede estar más claro. Si por una de aquellas piensas convertirte en un delincuente, hazlo a lo grande, y si es vistiendo uniforme, mejor. De lo contrario, no te quepa la menor duda, caerá sobre ti como una losa inamovible todo el peso de la Justicia, del Estado de Derecho, del Sursum Corda y de la madre que los parió.

No obstante ello, sé bienvenido a ésta tu casa.

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