Ironía, perplejidad y realismo
Creo que ahora que acabamos de presenciar la inauguración de la Exposición Universal de Zaragoza, que pomposamente han denominado del agua, es el momento de plantearnos particularmente los levantinos estas cuestiones, pues hace falta tener rostro para darle esa denominación a la exposición de la capital por excelencia de los aragoneses y a mí, aparte de la ironía de la cosa, me causa perplejidad porque son precisamente los aragoneses los que se oponen a Almería y yo me pregunto
¿es que el agua que lleva el Ebro es exclusivamente de los aragoneses?
Pues no y rotundamente no, pues que yo sepa son al menos las cuencas de 7 comunidades las que vierten y digo vierten agua al Ebro; es más, yo diría que ni es de esas 7 comunidades ni de nadie, y a su vez es de todos, pues el agua fue creada por la madre naturaleza hace millones de años y ahí está dando vueltas a su proceso cíclico de evaporización del mar, subida a las nubes, enfriamiento y caída en forma de lluvia, filtraciones, ríos, etc., y llevada de nuevo a los mares, evaporización, etc... y así incesantemente por los siglos de los siglos.
Es normal que todos aspiremos a un mayor bienestar, a un menor paro, etc. Pero, ¿por qué los aragoneses quieren que sea potenciando su agricultura, transformándola en regadío? No nos engañemos y seamos realistas. Si por ejemplo, en zonas del interior (Aragón, Castilla-La Mancha, etc.), un metro cúbico de agua produce una riqueza de 500 euros, ese mismo metro cúbico de agua, en la costa mediterránea, produce sin lugar a dudas más de 1.000 euros de riqueza, bien sea en complejos turísticos, hoteleros, cultivos en invernaderos o en campos de golf. Tengamos claro que la riqueza se crea también instalando industrias como muy bien han hecho en la zona de Zaragoza y también se ha comentado de una gran inversión en Los Monegros, pero una agricultura rica está en la costa mediterránea que conste que no soy agricultor ni tengo negocio alguno en la costa, donde disponemos de un buen clima benigno, llega hasta unos 70 u 80 kilómetros hacia el interior de la península, no lo podemos llevar más adentro. El agua y las industrias sí podemos llevarlas donde queramos, pero el clima no.
Las circunstancias son las que mandan. Recuerdo perfectamente que hace unos 50 años, de mi pueblo y limítrofes, salían grandes cuadrillas de segadores que pasaban 2 ó 3 meses segando por todo Aragón y que de la vecina población de Biar, salían muchas familias estando 4 ó 5 meses fuera de sus casas trabajando en los tejares de Aragón y de Castilla.
Ahora las circunstancias han cambiado totalmente. Tanto la siega como la cerámica se han mecanizado y no necesitan de mano de obra forastera, y en nuestra costa mediterránea, que goza de un clima cálido, ha favorecido una afluencia de turismo y el cultivo en invernaderos, ambas cosas creadoras de riqueza, pero necesitan agua y la de nuestros ríos no es suficiente.
Yo les diría a nuestros queridos compatriotas aragoneses que no cesen en su empeño de obtener un mayor bienestar y riqueza, pero que sería mejor facilitando la implantación y creación de toda clase de industrias en la región, como han hecho en Zaragoza, y que el agua, particularmente la que se va al mar, nos la cedan a la costa mediterránea, que aquí crea mucha riqueza, y si la industria que se instala en Aragón no puede absorber todo el paro existente, pues que se vengan a la costa, que aquí van a ser bien recibidos, porque a los aragoneses, afortunadamente, los hemos querido en toda España. Que no se queden atornillados a la tierra que les vio nacer, que no serán los únicos ni los últimos que saltarán del terruño en busca de habichuelas, pues hasta las aves migran donde tienen la comida y el bienestar asegurado. Antes fueron nuestros antepasados. Ahora las circunstancias, como se ve, han cambiado, pero no nos equivoquemos, las circunstancias siempre son las que mandan, además ser solidarios sería una virtud más que adornaría a los aragoneses, máxime si no se perjudican.