Jornada continua o derecho de un colegio a decidir
Lo llamativo del debate en torno a la Jornada Continua (JC) no debería ser ya si Conselleria debería seguir o no adelante, ya que todo indica que es inminente la publicación del decreto para su implantación. Lo llamativo es que todavía hay personas que se oponen al hecho de que cada colegio tenga la posibilidad de elegir.
En primer lugar, considero que todo argumento a favor o en contra de la JC que tenga motivaciones políticas pierde su valor, puesto que esto no debería ser una cuestión política, sino más bien de estado, como debería ser todo o casi todo lo que tiene que ver con educación. Por otro lado, es verdad que determinados sindicatos apoyan al profesorado porque es una de sus razones de ser, pero no hay que olvidar que representan a un colectivo de trabajadores (empleados públicos o no) que no siempre está de acuerdo con las decisiones que a nivel político e incluso sindical se están tomando. No entro a debatir si los estudios científicos con evaluaciones psicocronológicas de los ritmos escolares revelando picos de atención y rendimiento en el alumnado son más o menos válidos, pero sí es evidente que el principal protagonista de la educación es el alumno y que los intereses unilaterales o incluso personales no siempre manifiestan la realidad e intentan buscar todo tipo de justificaciones para fundamentar sus postulados.
Aterrizando, Rafael Carbonell, secretario autonómico de Conselleria exponía que se exigirá que los centros educativos con JC cuenten con servicio complementario de comedor y actividades extraescolares voluntarias y gratuitas hasta las 17 horas. Pros: el horario por ley en el cual un alumno puede estar gratuitamente en su colegio va de las 9.00 a las 17.00 h, lo cual incluye más tiempo que antes de atención al alumno. Pros: si la familia recoge al niño a las 14.00 h (no a las 12.00 h), el niño come y a las 15.00 o 15.30 h (como antes) lleva al niño al cole, en principio todo sigue igual que hasta ahora. Hasta las 17.00 h va a estar atendido en el colegio, como antes, y a partir de esa hora la familia o el niño ya podrá decidir qué hacer (como antes): deporte, mecanografía, inglés, bien dentro, bien fuera del cole. Pros: muchos abuelos tienen que recoger a las 12.00 actualmente a los niños porque los padres no pueden, ya que están trabajando. A las 14.00 los propios padres podrían recoger a sus hijos y luego decidir qué quieren hacer con ellos.
El uso del comedor puede parece un daño colateral cuando una familia tenga que usarlo obligatoriamente (por motivos de trabajo) pero es interesante que a partir de ahora en adelante todas las familias cuyos niños acudan a un centro con JC, tendrán acceso a este servicio. Quizás ahora no, pero en un futuro las circunstancias de la organización familiar pueden cambiar (de no trabajar a trabajar o de poder a no poder contar con alguien que recoja a los niños) y el colegio dispondría, pues, de ese servicio. En este sentido, para no generar excesivas desigualdades debido a los recortes en becas de comedor, se debería poder dar la opción de, si alguna familia así lo desea, poder llevar tupper para que su hijo coma, siendo atendido en el comedor de igual manera. Esto sería una medida excepcional y en ningún caso serviría como argumento para que Conselleria no ayudara en un futuro a estas familias más necesitadas.
En cuanto a las extraescolares hasta las 17.00, permitiría la posibilidad de que el niño aproveche su tiempo libre pero de forma organizada y controlada dentro del centro. Atendiendo a una de los argumentos que defienden a la JC, lo interesante (si se pudiera) sería que a las 15.30 o 16.00 las actividades extraescolares no gratuitas que el propio colegio o el ayuntamiento venía ofreciendo hasta ahora a partir de las 17.00, comiencen ahora a las 16.00, y siguieran siendo no gratuitas y voluntarias. Pero tendría que haber otro tipo de actividades voluntarias, que ahora sí serían de nueva implantación, que abarcaran la etapa infantil y primaria, que hasta ahora rara vez se habían ofrecido y que sí fueran gratuitas para las familias que lo deseen. En otras regiones ya con JC, hay varios adultos (personal de comedor, maestros, monitores, etc) que están vigilando y atendiendo (normalmente no es un formato de enseñanza) a estos alumnos en grupos y espacios controlables: ludoteca, biblioteca, aula de informática, etc. En los lugares donde sí se aplica un formato de enseñanza, se está aprovechando para impartir clases de refuerzo al alumnado, aspecto que es de gran interés.
Una particularidad añadida para los colegios concertados, los cuales imparten Educación Primaria y Educación Secundaria, es la posibilidad de unificar horarios entre ambas etapas. Así, con la JC, lo interesante sería solapar los horarios para que bien al comenzar o bien al terminar las clases, los hermanos mayores pudieran acompañar o recoger a los hermanos pequeños.
Por tanto, la luz verde a la JC dota de más sentido a la autonomía de los centros (hace años legislada) en la que se abre el derecho a un colectivo (no sólo profesores y Consejo Escolar, sino padres y madres) a decidir de forma libre y por amplia mayoría (2/3 de los que voten) si desean seguir con el anterior horario o con la JC, siendo además que el centro tiene la posibilidad de probar si realmente funciona tan bien como afirman muchas familias de otras comunidades autónomas.
Por último, es esencial que sea como sea, haya una labor de revisión por parte de cada centro docente para, una vez recopilada toda la información interna y externa posible, analizar cuáles son las ventajas y desventajas de uno u otro horario, adaptando y coordinando cuestiones organizativas clave para su éxito, en las cuales también tiene un importante papel el M.I. Ayuntamiento, así como las plataformas de formación fuera del colegio. A su vez, la información objetiva de las consecuencias de una u otra organización a todas las familias antes de votar es esencial para que todas tengan criterio propio.