Jornada de protesta en el IES Hermanos Amorós
El viernes trece y el jueves diecinueve de enero el sector de la enseñanza estaba llamado a un paro simbólico de cinco minutos como protesta por los recortes que la Conselleria de Educación en la Comunidad Valenciana está empezando a aplicar en los centros. En ese mismo momento, much@s profesor@s del Ies Hermanos Amorós se enteraban, una vez más con incredulidad, de la noticia de las dificultades económicas hechas públicas por las que atraviesa el Ies Navarro Santafé en nuestra ciudad.
Lo más tentador por parte de quienes no comparten nuestro día a día en la enseñanza es pensar que las protestas que comienzan a llevar a cabo los centros educativos se limitan o están movidas por los recortes salariales anunciados por Conselleria, y se está tentado también desde esa distancia a pensar que de ser esas las reivindicaciones no serían lícitas por considerar que somos un gremio de privilegiados a los que la crisis no afecta en la misma medida que al resto de los mortales (se apelará aquí al periodo vacacional, a la estabilidad laboral y a la remuneración económica como argumentos para desprestigiar la profesión).
Pero aquell@s que malinterpretan desde el desconocimiento los motivos últimos de las protestas, no comprenden lo que realmente está en juego detrás de todas estas medidas.
Desde la comisión de seguimiento de los recortes (de reciente creación) dentro del Ies Hermanos Amorós, queremos plantear este trasfondo que se diluye, cuando es el que realmente afecta a toda la comunidad educativa (padres/madres, alumn@s y profesor@s), el trasfondo que muestra cómo el logro social de una educación pública accesible a tod@s y de calidad está en juego gracias a un modelo que no apuesta por ella, sino que disfrazado de buenas intenciones deriva los esfuerzos hacia otras prioridades más lucrativas y que benefician a grupos minoritarios. Lo que está en juego pues, no es el recorte en los sexenios del funcionariado, ni el que puedan subirse las notas de corte de las universidades o que no se adjudiquen más paquetes de becas, ya que todas las medidas tienen una misma consecuencia global, y es socavar los cimientos de una enseñanza pública.
Y por mucho que se apele a la responsabilidad de tod@s sobre la situación actual, lo cierto es que las preguntas que escuchamos realmente en los corrillos dentro y fuera del centro van en la misma línea y buscan comprender cómo es posible que no se sumen al carro de las medidas de ajuste aquellos que gestionan nuestro bienestar cuando precisamente son esos gestores los que han realizado mal su labor empujándonos a la situación actual.
Por ello comunicamos que el sentimiento generalizado es de malestar no sólo por no querer asumir los recortes en educación, sino por comprender que se equivocan las políticas que apuestan por soluciones que socaven los principios conseguidos como logros sociales, dejando impunes a las minorías que nos han abocado a la crisis y que tienen plena responsabilidad en ella.
Por eso apelamos al debate crítico, a la implicación cívica como responsabilidad y a la cordura y el sentido común para plantarse frente a los desmanes del modelo social que mantenemos.
¡La educación somos tod@s, actuemos responsablemente en consecuencia!