José Ayelo se despide entre aplausos de su cargo como concejal del PSOE
Finalmente José Ayelo presentó en el pleno de anoche su renuncia al cargo de concejal del Grupo Municipal Socialista. Había solicitado seguir de excedencia de su puesto de director de la Casa de la Cultura para continuar trabajando como asesor eventual del Grupo Socialista en la Diputación Provincial de Alicante y así lo hará a partir de ahora.
Tras aceptar la alcaldesa su dimisión, Ayelo dio lectura a un discurso de despedida, en el que valoró los 7 años en los que ha sido concejal en el Ayuntamiento de Villena. En él insistió en que este periodo como componente de la Corporación Municipal él prefiere quedarse sólo con lo positivo, con lo bueno que he aprendido y con la gente a la que ha conocido.
Reconocía además que le había costado decidir el momento de dejar su cargo para que otros ocupasen su lugar, porque la política local engancha, aunque sea la que más desgasta. Señalaba también que, ya como militante de base, seguirá trabajando para que Villena sea una ciudad mejor y avance.
Asimismo pidió disculpas por si en algún momento a lo largo de estos años alguien se ha sentido molesto con sus palabras como concejal pues en mi intención nunca ha estado traspasar la barrera del debate. Por último aseguraba que no era él nadie para dar consejos a los componentes de la Corporación Municipal y optaba por despedirse únicamente deseándoles buenas noches y buena suerte.
Sus palabras eran recibidas con una ovación de los amigos que habían acudido al pleno para respaldarle en su despedida como edil. Asimismo los concejales socialistas, los no adscritos y los verdes se levantaron de sus escaños para aplaudirle y el portavoz del PSOE, Sergio Palao, se fundió en un abrazo con él, antes de que abandonase el Salón de Plenos ya como ex-concejal.
Nuevo edil
Será Leonor Gil Benejama, número 14 de lista electoral del PSOE, quien ocupe el escaño que ha abandonado Ayelo. Previamente habían renunciado a ser concejal el número 12, Leonor Serrano, y el número 13, Abel García, alegando que no podían compatibilizarlo con su trabajo.